La ruta de los masajes terapéuticos para el frío: 4 tipos que son ideales para aliviar tensiones y desconectar

El invierno es el mejor momento para apostar por masajes terapéuticos
El invierno es el mejor momento para apostar por masajes terapéuticos. Unsplash
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MadridCuando llegan los meses fríos, el cuerpo empieza a enviar señales claras: los hombros se encogen sin darnos cuenta, el cuello se tensa, las articulaciones también se resienten y, en general, sentimos que arrastramos más tensión que en verano. A partir de los 50 años, esa sensación suele volverse más intensa: el frío acentúa molestias musculares, empeora la calidad del sueño, y además, nos encogemos y movemos menos.

Para combatir esto, los masajes terapéuticos se han convertido en una de las propuestas de bienestar más buscadas durante el invierno. No solo porque van a ayudar a generar calor y relajar la musculatura, sino porque también se convierten en un espacio de desconexión, calma y autocuidado real. Diversos estudios recientes señalan que este tipo de terapias pueden reducir la percepción del dolor, mejorar el estado de ánimo y disminuir el estrés cuando se integran como complemento a la rutina de salud. No prometen milagros, pero sí un alivio que se nota para aquellos que sienten que el invierno pesa un poco más en el cuerpo y en la cabeza.

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Masaje relajante clásico: un imprescindible en invierno

El masaje relajante clásico es la opción más segura, universal y adaptable para cualquier persona a partir de los 50 años. Se basa en movimientos largos y fluidos, deslizamientos suaves y maniobras que ayudan a “despertar” la circulación superficial mientras el cuerpo está en estado de calma. En invierno, esta técnica gana protagonismo porque se realiza en cabinas cálidas, con luz tenue y aceites templados que envuelven la espalda, el cuello y los hombros en una sensación constante de confort.

Sus beneficios están respaldados por muchos estudios, ya que el masaje puede reducir de manera moderada el dolor musculoesquelético crónico, sobre todo en la zona lumbar y cervical. Esto lo hace especialmente beneficioso para personas que pasan muchas horas sentados, sufren rigidez articular o arrastran pequeñas molestias típicas de la adultez. Varios estudios señalan que una sesión de masaje relajante contribuye a disminuir el estrés, bajar la ansiedad y mejorar la calidad del sueño, algo esencial en invierno, cuando el descanso se ve más alterado.

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Este masaje ofrece un efecto inmediato: es una hora de desconexión real. El clima cálido de la cabina, el aroma suave de los aceites y la repetición de movimientos rítmicos generan un tipo de descanso que, para muchas personas, es más eficaz que una siesta o un paseo.

Masaje con piedras calientes: calor profundo para músculos rígidos

El masaje con piedras calientes es el rey del invierno. Esta técnica combina el masaje manual con la aplicación de piedras lisas calentadas a una temperatura controlada. El calor va entrando de manera progresiva en la musculatura, ayudando a dilatar los vasos sanguíneos y favoreciendo que el tejido se vuelva más flexible.

El calor profundo facilita relajar tensiones que se resienten a desaparecer, mejora la movilidad y reduce la rigidez típica de los meses fríos. Personas con molestias cervicales, contracturas recurrentes o sensación constante de espalda agarrotada, suelen notar alivio desde la primera sesión. Aunque la evidencia científica específica es limitada, los mecanismos fisiológicos del calor como vasodilatación, relajación muscular, disminución de la percepción del dolor, están bien documentados.

Este tratamiento tiene un componente sensorial muy agradable: la cabina suele estar oscura y tranquila, el sonido suele ser suave, y en general, la experiencia es profundamente inmersiva. Es perfecto para aquellos que no solo quieren aliviar su dolor, sino también vivir una hora de auténtico descanso mental. Gracias a esto, es uno de los masajes preferidos para combatir el estrés invernal.

Reflexología podal: bienestar desde los pies

La reflexología podal es una técnica que centra todo su trabajo en los pies, una zona del cuerpo que a menudo se descuida, pero que acumula más tensión de la que nos imaginamos. El terapeuta comienza aplicando presión en puntos específicos de la planta, el empeine y los laterales, siguiendo un mapa que, según esta disciplina, refleja órganos y sistemas del cuerpo. Es un masaje profundo, detallado y extremadamente relajante, especialmente para aquellos que tienen los pies fríos o cargados.

Aunque la evidencia científica de la reflexología es aún limitada, algunos estudios sugieren efectos positivos moderados en la reducción del estrés, la mejora del sueño y el alivio del dolor. El masaje en los pies ayuda a mejorar la circulación, reduce la sensación de pesadez y puede proporcionar un descanso muscular inesperadamente grande para el resto del cuerpo.

La experiencia es más agradable de lo que muchos pueden pensar. En pleno invierno, un masaje de pies en una sala cálida genera una sensación de bienestar inmediata. Es un masaje ideal para las tardes frías, cuando apetece cuidarse sin necesidad de un tratamiento demasiado intenso.

Masaje con aromaterapia: un refugio para el frío

El masaje con aromaterapia es la combinación ideal entre un masaje relajante y estímulos sensoriales. Utiliza aceites esenciales, como pueden ser lavanda, naranja, eucalipto o rosa, diluidos en otros aceites base más suaves. Mientras que el terapeuta realiza maniobras calmadas en la espalda, cuello y brazos, los aromas favorecen mucho la relajación, el descanso y el bienestar emocional. En invierno, los aceites cálidos como la canela o los cítricos, aportan una sensación reconfortante que convierte la sesión en un pequeño refugio.

La aromaterapia puede reducir niveles de ansiedad, mejorar la calidad del sueño y disminuir la percepción de dolor en algunos grupos de pacientes cuando se combina con masaje. Esta técnica es muy adaptable porque el terapeuta puede elegir los aceites más acordes a las necesidades de cada cliente. Personalizar este masaje hace que cada sesión sea diferente y se pueda adaptar al estado emocional del momento. Eso sí, conviene tener precauciones porque los aceites esenciales pueden causar irritación o alergias en pieles sensibles.