Una risa de más, una chirigota de menos

er_chele_vara___cuartos_2.jpg
er_chele_vara___cuartos_2.jpg
Compartir

“No hay más placer que los halagos de los sabios y los capaces”. Selma Lagerhof.

Cuando el presidente y la secretaria del Jurado del XXII Certamen “Coplas de Cádiz para Andalucía”, D. José María Jurado y Dª Carmen Corrales respectivamente, me entregaron el acta del premio a la letra “Cuando nace un gaditano”, confieso que me embriagué de satisfacción y orgullo, no tanto por el premio en sí que también, pues es obvio que es un premio de consagrado prestigio (como el del Baluarte del Carnaval, del que hablaré en su día) sino, sobre todo, por el contenido del acta que justificaba dicho premio. No tenía desperdicio: —“Reunido el Jurado de este Certamen formado por… habiendo seleccionado cinco agrupaciones concursantes, finalmente, por unanimidad y de conformidad con las Bases reguladoras del Certamen acuerdan conceder el Premio del XXII… al pasodoble titulado CUANDO NACE UN GADITANO de la comparsa LA GADITANÍSSIMA interpretado el 26 de Febrero y cuyo autor es D. JUAN CARLOS ARAGÓN BECERRA. El Jurado ha tenido en cuenta la belleza formal de la letra como el apoyo musical que es agradable por suave, alegre en los primeros compases, acompañados de una ejecución perfecta, conjuntada de voces, sin estridencias ni subidas injustificadas y perfectamente vocalizada preparando al oyente para el apoteósico final. La oda gaditana asocia de manera magistral sensaciones visuales, auditivas y casi táctiles de origen físico con los sentimientos que son sensaciones de origen íntimo, propio, muy interno, ante el hecho del nacimiento de un gaditano, metáforas hermosísimas con las que se recorre desde las primeras necesidades vitales, desde el llanto al pecho para beber, para entrar en una dimensión poética distinta al abrir la puerta del símil de la explosión de la primavera, sea o no la estación, para rematar la letra con una entrañable y muy tierna loa a la mujer gaditana, alcanzado el clímax poético en los últimos versos hacia los deseos de los dioses de nacer en Cádiz. Resumiendo, es un poético canto de amor gaditano. Tal vez en letras como la presente esté la diferencia entre letrista y poeta… Además de correrme, me pregunté si era tan difícil que un jurado argumentara su veredicto en términos similares en vez de justificarse con puntuaciones que incluyen hasta decimales. ¿Ustedes creen que la mayoría de los miembros del Jurado del COAC están cualificados para evaluar en términos semejantes? ¿No creen realmente que esto es más sencillo, lógico y coherente con la naturaleza de lo que están evaluando? Y si no son capaces de hacerlo (porque, por desgracia no lo son, por eso juegan con números), ¿por qué se presentan a jurado de un certamen de estas características? ¿Creen de verdad que una letra, una música, una afinación, un tipo… es susceptible de evaluación cuantitativa como si una comparsa o una chirigota fuera a un examen de conducir, al MIR o estuviese jugando LaLiga 1|2|3? Uno de los momentos más ridículos e increíbles del COAC llega cuando la prensa publica las puntuaciones. No, hombre, no. Que ya no cuela. Luego está el otro sistema de calificación que obedece a una ley no escrita, pero ley al fin y al cabo: el consenso —tácito o expreso— entre las partes. Si los cinco jurados alternativos al oficial que publican sus puntuaciones diariamente (DBC, Diario de Cádiz, La Voz, la Ser y Viva Cádiz), sitúan a una chirigota en primer lugar tras el pase de semifinales, y el Jurado del COAC la sitúa sexta y la deja automáticamente fuera de la final, ¿no resulta extraño y sospechoso? Ni hay tantos tontos, ni los tontos lo son tanto. A mí el cabreo me duró dos días. Pero al Carnaval de Cádiz, en su versión degenerada del COAC, le va a escocer más de dos días. Muchos más. Si una chirigota así no se premia, una chirigota así no se hará… salvo que vuelva a hacerla yo, que soy de esos que compensa esos babuchazos con el agradecimiento del público. ¿Del público? Rectifico: de “un público”. Hay muchos públicos. Y más ahora. Pero hay uno muy selecto, desesperadamente huérfano de este tipo de críticas, humores, contenidos y formas, un público que sigue anteponiendo ese modelo de chirigota al que triunfa en el COAC. Un público que también es de Cádiz (y de fuera de Cádiz). Un público que, sin hacer ruido ni para llegar ni para irse, hace dos décadas comenzó a abandonar en masa el Teatro para volver a la calle en busca de algo acorde a lo que él entiende por carnaval (que también hay varias formas de entenderlo). Siempre dije que la intención “Er Chele Vara” era llevar una ilegal al Falla. Por momentos se me olvidó que las ilegales tienen su teatro en la calle. Pues ahí sí acertó de pleno el Jurado: a la calle. Y en la calle está. En su calle. De donde quizá nunca debió salir para entrar en el Palacio de las Vanidades (GTF). Y aunque mi morbo y mi osadía pasaba por hacer una prueba… prueba superada: siempre nos quedará la calle, la puñetera, la calle… JUAN CARLOS ARAGÓN