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Blanca, muy blanca Navidad

Los jugadores del Sevilla celebran uno de los goles ante el Málaga.
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El Sevilla se marcha a 2017 absolutamente desatado. Brinda a sus aficionados una Navidad absolutamente feliz, por lo acontecido y por que queda por acontecer. En cuanto a lo pasado y lo presente, el Sevilla pasó por encima del Málaga este sábado para lograr una victoria convincente, plena, arrolladora por momentos. Una de esas victorias que van más allá del triunfo y que se adentran en el terreno del ánimo y de la ilusión, valores tan recurrentes en estas fechas. El partido y el triunfo trasladaron momentos de éxtasis a la grada de Nervión, por lo visto pero también por lo que se puede llegar a intuir, a plasmar si el Sevilla logra cristalizar a menudo todo lo que diseña. En 10 minutos alcanzó la perfección y los dibujos, animados, se hacían realidad en cada jugada, en cada ataque, en cada gol. Esos instantes son los que se llevará el aficionado a casa y los que tiene instalado en sus ilusiones para 2017.  Esa primera parte quedará para el recuerdo y no se prolongó por una segunda un tanto extraña en la que el mismo Sevilla, o cabría decir Rami junto con Clos Gómez enrarecieron. El francés protestó cargado de razón en el fondo, que no en la forma, una falta inexistente. El colegiado, equivocado en la sanción, expulsó al central y alteró el encuentro, que con un Sevilla en inferioridad se convirtió en más contemplativo y táctico que creativo y divertido. El equipo de Jorge Sampaoli ha cerrado el año, a la espera del trámite copero ante el Formentera, como tercero mínimo, y virtualmente como segundo a la espera de lo que haga el Barcelona. Ese dato, esa clasificación son valiosas en sí mismas, claro está, pero también porque llevan aparejadas una serie de virtudes que aclaran que nada se debe a la casualidad y que, muy al contrario, responden a una serie de virtudes que le pueden llevar lejos, más lejos aún. El Sevilla hace feliz a sus aficionados por lo que está haciendo, pero también por lo que deja entrever sobre el futuro. Si el Sevilla cristaliza todo lo que diseña, como ha hecho este sábado, no tiene techo Virtudes como su versatilidad, su dinamismo, su filosofía y su espíritu, que consiguen minimizar cualquier contratiempo en forma de baja. Por eso, la ausencia de dos fijos para Sampaoli como son Mariano y Vázquez quedaban tamizadas en el juego nervionense. Porque evidentemente es importante la calidad del futbolista, es esencial y desequilibrante en el campo, pero influye dónde, cómo ese jugador juega y recibe la pelota. Dónde y cómo la recibe el lateral o carrilero derecho, Mercado este sábado; dónde y cómo la recibe Nasri, ya sea para crear juego desde la sala de máquinas (qué maravilla el 3-0) o para dar pases desequilibrantes (4-0); dónde, cómo y cuándo se descuelga N'Zonzi para sorprender (como en el uno 1-0); o cómo, cuándo y dónde recibe Vitolo (como en el 2-0, en el 4-0). El caso es que este Sevilla tiene jugadores muy buenos, algunos de ellos de nivel top mundial en estos momentos, pero Jorge Sampaoli y su apuesta consigue que esos jugadores espectaculares actúen en zonas de alta influencia, consigue que esos jugadores hagan en cada momento lo que mejor saben, y así se optimiza, se hace grande y mejor un equipo. 

La eficacia

El Sevilla que se ha visto ante el sábado ante el Málaga fue un vendaval. Arrolló en 10 minutos a un rival que pretendía mantenerse ordenado, y que si bien es cierto que se descosió en algunos aspectos, lo es también que fue absolutamente desbordado por una avalancha de fútbol, de goles, de movimientos en el campo. Porque además tuvo el conjunto hispalense lo que le faltó en otros, la contundencia arriba. De hecho Vietto anotó dos tantos y Ben Yedder, uno. Buena reivindicación de los dos goleadores ante la más que probable llegada de un '9' en el mercado invernal.

La primera parte del equipo nervionense fue néctar, éxtasis, fue fútbol, fue diversión, fue ilusión, fue alegría. Los futbolistas del Sevilla parecían tocados por una varita, ya fuera Nasri, ya fuera Vitolo, N'Zonzi o Vietto, que dejó claro que como segundo delantero es mucho mejor que como referencia. Tras unos primeros minutos de cierto tanteo, en los que el Sevilla parecía olisquear las debilidades de su rival antes de asestar sus golpes, se desató a partir de los primeros 20 minutos. Fueron entonces 10 minutos de absoluta y bendita locura en los que el partido palpitó para quedar muerto por sentencia.  Sampaoli consigue que los buenos jugadores actúen dónde, cómo y cuándo deben, y a partir de ahí la estrella de cada futbolista brilla El 4-0 al descanso era suficiente veredicto y provocó incluso que Sampaoli se permitiera el lujo de cambiar y dar descanso a dos de los elementos de sus defensa, que arrastraban diferentes molestias (Mercado y Pareja). Por distintas razones hizo doble cambio Juande, que metió a Ontiveros y Recio en el campo, con el objetivo, sobre todo en el segundo caso, de que el tanteo no se convirtiera en más escándalo. Pero la realidad es que más que los cambios, el partido alteró algo su desarrollo por una acción tan injusta como absurda. Clos Gómez expulsó a Rami a las primeras de cambio por una falta que no era (primera amarilla) y por una protesta que no debió ser por parte del central (segunda amarilla). Esa falta además conllevó el golazo de Sandro, que sirvió para que al menos el conjunto hispalense le tomara respeto a la segunda mitad y se dedicara a agotar los minutos con oficio. Tan brillante fue en los minutos de la primera mitad como eficiente en estos de trabajo más sacrificado. De hecho, el encuentro acabó con el mismo resultado y el Sevilla no dio opción al Málaga de meterse en el partido, prueba inequívoca de las grandes virtudes del conjunto andaluz. Suficiente para que el Ramón Sánchez Pizjuán acabara rendido a su equipo, a sus jugadores, a su entrenador y a una ilusión para el próximo año, la de vislumbrar el techo de un equipo que amenaza seriamente con prolongar esta Navidad, estaba blanca, muy blanca Navidad. Todos los resultados en resultados.eldesmarque.com