Batacazo de soberbia
Así vivimos el Granada-Sevilla
Será porque en el Sevilla se han hartado de recordar que el partido de este miércoles en Lyon es vital, será porque el discurso fabricado para el duelo de este sábado en Granada ha sido equivocado, o será porque directamente los jugadores del Sevilla no pusieron en el campo la intensidad requirida. El caso es que el Sevilla de Granada ha sido uno de los peores vistos esta temporada, ha sido un Sevilla pobre hasta la desesperación a ratos y ha sido un Sevilla inundado de suficiencia y soberbia, defectos peligrosos y nocivos hasta llevar al equipo de Sampaoli a una derrota vergonzante para las exigencias marcadas, ante el colista de la categoría, ante un equipo que no había ganado ni un partido en la Liga hasta la fecha. El conjunto hispalense, además de verse superado en intensidad y concentración por el Granada, algo que ya debe llevar a la reflexión, desplegó otra suerte de carencias más o menos conocidas. Para empezar, se volvió a olvidar del remate, y esta debilidad se personificó a la perfección en un Vietto inocuo, inocentón. A una de las peores zagas de la Liga apenas le hizo dos ocasiones claras. Pero hubo más defectos que invitaron al Granada a subirse a las barbas. El centro del campo sevillista se vio superado, y la figura de Kranevitter empieza a arrojar muchas lagunas tras un tercio de Liga. Y por completar el círculo de fallos inadmisibles en un equipo que aspira a todo, como dice su entrenador, la defensa debió tener la cabeza en Lyon, en casa o donde fuera, pero no desde luego en Granada. No solo Rami, que erró en los dos goles, estuvo mal. Mercado ofreció una cara hasta ahora desconocida. Falta de intensidad, falta de remate, falta de concentración... El Sevilla de Granada ofreció defectos, conocidos unos, sorprendentes otros, capaces de mermar la ilusión en una jornada que podría haber sido trascendenteEl Sevilla no fue de verdad, o al menos no absolutamente de verdad. El conjunto nervionense transmitía constantes sensaciones de superioridad, reflejos, pero luego nunca lo trasladaba sobre acciones concretas. Cuando dominaba con la pelota pero no la movía para encontrar ventajas ni superioridades; cuando llegaba por banda no materializaba remates; sorprendía con balones largos pero luego no sacaba fruto de esas jugadas; merodeaba el área pero exigía poco a Memo Ochoa. Y eso cuando lo hacía, porque por sorpredente que parezca el conjunto hispalense fue dominado en varias fases del encuentro. El caso es que el Sevilla se sentía superior pero lo era en pocas acciones, o al menos no de forma continuada. Y el Granada, que se sabía inferior y solo podía proponer orden y limitados recursos ofensivos, apenas por medio de Boga, pues se sentía a gusto entre esa suficiencia sevillista, tan a gusto que empezó a vivir de ella y sacar fruto, petróleo de ellas. Así llegó el gol de Andreas, tras una pérdida de N'Zonzi mal cubierta (¿y para qué juega Kranevitter si no es para cubrir las espaldas del que sube a su lado, cabe preguntarse?) y un regate de Boga que dejó en evidencia a Rami. El Granada vivía a ratos tan cómodo que se permtía hasta lanzar contras. La segunda parte del Sevilla fue casi peor que la primera, y ya es decir, y los cambios de Jorge Sampaoli tampoco surtieron el efecto deseadoComo en otras muchas ocasiones, el Sevilla pareció ponerse las pilas tras el gol en contra. Hasta entonces, un Correa muy activo y Mariano habían sido la principal fuente de ataque. De Vázquez solo se empezó a saber tras el 0-1 y de Vietto... de Vietto poco bueno se podía decir, su primera parte fue deficiente hasta el extremo. Tenía que despertar el Sevilla, definitiva, sus argumentos ofensivos, porque los apuntaba, sí, pero pocas veces con éxito. En ese arranque o esa reacción, eso sí, pudo llegar el empate por medio de Correa o Mariano, los dos mejores sevillistas en la primera parte, demostración de que el equipo de Sampaoli más que poder, estaba obligado a someter al Granada, por mucha pelea u orden que los locales aportaran al duelo. Se esperaba, como en otros partidos, una reacción tras el paso de los vestuarios. Más intensidad, más eficacia, más precisión. Pero la realidad es que tras un amago con una clara ocasión de Vitolo, el efecto fue el contrario. El conjunto hispalense pareció incluso bajar enteros. No solo colectivamente, sino indivualmente. El cambio de Iborra por Kranevitter ejemplificaba el lamentable partido del argentino, pero no fue el único. Rami acabó por confirmar su triste actuación durmiéndose en un córner que tras prolongación acabó en el gol de Lombán... con Rami mirando la marca. El 2-0 noqueó al Sevilla. Los minutos que siguieron al tanto fueron desesperantes. El Granada, incapaz hasta la fecha de superar a equipo alguno en la Liga, acorralaba al Sevilla, lo presionaba, robaba la pelota, gozaba de ocasiones, ante una pasividad impropia de los jugadores de amarillo en esta mañana de sábado. Tampoco los cambios surtieron efecto, de hecho conforme pasaban los minutos el Granada se iba haciendo más amo y señor del partido, se sentía cómodo y agobiaba al Sevilla, que no tuvo claridad, ni jugador que se la ofreciera, en ningún momento. Así, entre la inercia y la pusilnanimidad, se agotó el partido, con el maquillaje del gol de penalti de Ben Yedder en el último minuto. Todos los resultados en resultados.eldesmarque.com
