Bajonazo
Así vivimos el Sevilla-Atlético
El Sevilla acabó dolorosamente derrotado en su primer encuentro realmente importante de la temporada liguera. El Atlético de Madrid era una buena prueba para medir el potencial real, y sobre todo actual de este Sevilla, y lo cierto es que le dio un auténtico baño de realidad. Mucho más pragmático, mucho más eficaz, el equipo de Simeone pegó cuando debía, sufrió cuando casi que también podía y sentenció cuando en la segunda mitad el equipo de Emery se apagaba. Cualidades, todas, que faltan por asentarse de nuevo entre los de Emery, con un equipo muy cambiado. Este Sevilla tiene calidad, es indudable, jugadores de alto nivel, es indudable también, pero de nuevo, año tras año, se enfrenta a una remodelación intensa, con nueve futbolistas nuevos. Y eso, ante un equipo tan hecho como el Atlético eso se paga, y caro. Y con puntos, porque la pretemporada ya acabó. Luego, además de esa falta de adaptación puede que hasta lógica, están los puntos en los el Sevilla pierde ante un equipo de tan alto nivel como el Atlético porque simplemente tiene peores elementos. La portería, el sistema defensivo y por ahora la eficacia. Algunos se solventarán con el tiempo, otros... habrá que ver. Porque en algunos puestos lo que hay es lo que hay, como en la meta. Y a falta de un día para el cierre del mercado no parece que vaya a venir ningún otro portero. La derrota del Sevilla supone un bajón anímico importante para el sevillismo, ilusionado como en pocas ocasiones y que además acudía a Nervión a vivir su particular fiesta. Se la aguaron. La teoría dice y dirá que el plantel ha subido el nivel, que el equipo ha mejorado, pero la práctica es que tras dos jornadas el casillero de goles está a cero y solo se suma un punto. Y claro que se puede tener paciencia. Paciencia para que los compañeros entiendan a Llorente y Llorente a los compañeros, para que los nuevos se nivelen en intensidad a la que acostumbraba la temporada pasada el equipo, y para que los que ya estaban la mantengan. Y habrá que tener paciencia para saber por dónde rinden mejor los refuerzos. Pero la cuestión es que al nivel que se ha instalado el Sevilla no existe esa palabra, no existe esa paciencia. Por eso ya los puntos, tras cinco perdidos, se echan en falta y urgen. No engañó el partido, ni engañaron los dos equipos con su planteamiento inicial. El partido mandó señales de cómo iba a ser, cómo iba a discurrir y por qué derroteros podría ir. Sevilla y Atlético de Madrid se prestaban a un partido incómodo, difícil, intenso, pese al calor, donde las piernas acudían recias a los balones divididos y donde los espacios se cotizaban a precio de oro. El partido, pues, fue muy reñido, sin demasiado fútbol preciosista, pero con mucho de competitividad. Y, todo hay que decirlo, aunque el Sevilla quiso mirar cara a cara al conjunto colchonero en esa batalla, salió perdiendo. Porque tras unos minutos iniciales poderosos del Sevilla, arropado por una afición entregada en su 'nuevo estadio' e ilusionada con su 'nueva' plantilla, fue el Atlético el que empezó a imponerse poco a poco en el juego físico y también en el combinativo. Mientras que al Sevilla le resultaba difícil sacar la pelota con sentido, y a veces recurría al clásico (lo será) pelotazo a Llorente en su estreno, la defensa colchonera era más contundente, en hombres y en estrategia. Robaban más los colchoneros, sorprendían más, jugaban más en campo contrario y llegaron más. No para apabullar al Sevilla, que para eso hace falta mucho, pero sí para, granito a granito, ir inclinando poco a poco el partido para su lado. El Sevilla, eso sí, intentaba dar réplica. Le costaba, porque en la faceta de la posesión falló lo que parece que nunca puede fallar, Banega, muy errático. Y tampoco ayudaron en la labor creacionista Reyes ni Iborra ni Vitolo. En resumen, se encontraba con dificultades y pocas ideas cuando tenía la pelota, por lo que se fue acostumbrado a defender e intentar salir a la contra. Como decíamos, ganaba ajustadamente el Atlético a los puntos, pero le valió para adelantarse en una jugada extraña en la que Griezmann fabricó un gol desde el suelo tras una acción un tanto estrambótica. La labor del francés la recogió Koke para hacer su primer gol del Atlético. Faltaban minutos para el descanso y lo intentó el Sevilla, al que le costaba un mundo superar individual y colectivamente al Atlético. Y para colmo, las jugadas a balón parado que tuvo no las aprovechó. Banega mandó una falta fuera con un equipo de baloncesto en el área chica, y eso con este Sevilla (Llorente, Iborra, Rami, Kruchowiak, Carriço...) es ya un pecado. Esa pelea de la primera parte, de la que salió perdedor el Sevilla, pasó a un segundo plano tras el descanso. Porque el equipo de Unai Emery apretó de verdad. Le habría ido mejor a buen seguro si Clos Gómez expulsa a Griezmann por doble amarilla nadamás arrancar la segunda mitad, como reclamaron los sevillistas por tirarse en el área. Se quedó el Atlético con once, pero mejoró en todo caso el Sevilla, al menos en ataque. En vez de la batalla física, quiso más la pelota. Banega vino a recibir más atrás y el equipo empezó a construir con más sentido. Los laterales se fijaron en el mediocampo y el Sevilla empezó a crear más situaciones de peligro o al menos a jugar en más posiciones peligrosas para el Atlético. Como consecuencia de ello llegaron jugadas que al menos generaron cierta incertidumbre en el Atlético, que a la contra esperaba matar y a punto estuvo de hacerlo en galopadas de Torres y Griezmann. Rami y Carriço estuvieron atentos para evitar su culminación. Seguía por tanto vivo el Sevilla y eso seguía alimentando las esperanzas del empate. Tuvo minutos bastante buenos de hecho, con juego rápido, combinaciones entre Vitolo, un mejorado Banega, Reyes... y hasta una ocasión clara de Llorente tras uno de los miles de rechaces en el área del Atlético que tuvo el partido. Emery, además, echó el resto, sacó a Konoplyanka, a Krohn Dehli y a Gameiro por Carriço, de nuevo lesionado. Pero el mejor juego y las ocasiones, no demasiadas pero algunas, no se tradujeron en gol. Y el aserto se hizo carne en un duro golpe para el Sevilla. Una jugada aparentemente inocente se convirtió en un balón que entró llorando en la portería tras un rebote y sin que la lenta reacción de Beto lo evitara. Se había dejado el alma el Sevilla en el intento y ese tanto acabó por vaciarla. Mató el encuentro el Atlético poco después con otro gol de Jackson, en otro tanto en el Beto se quedó a cuadros. Y la derrota se convirtió en un castigo demasiado cruel pero puede que oportuno para un equipo que salió magullado de su primer envite serio de la temporada. De ello debe aprender porque su pelea esta temporada será muy similar a la de este domingo.
