No pierde una batalla

Así contamos la victoria del Sevilla ante el Almería
El mejor Sevilla de la historia, así, como suena. Con sus 73 puntos, cifra nunca antes alcanzada con ese escudo, alcanza el final de la temporada en la Liga con opciones muy ciertas de ser cuarto clasificado (a un punto del Valencia, que empató ante el Celta, antes del último encuentro). Se la jugará en Málaga y esperará que pinche el equipo che ante el Almería, rival del Valencia por cierto en la última jornada. La Champions es posible por la vía de la Liga, y por supuesto por la vía de la Europa League. Lo del Sevilla, realmente, es increíble esta temporada, este temporadón. Llegar, con 16 partidos oficiales más que el Valencia, a un punto y a una pelea de la cuarta plaza es realmente meritorio. Con razón este Sevilla es el mejor de la historia en la Liga, el que más puntos ha sumado nunca. Al Almería le ganó casi por inercia, al tran-tran, en un partido muy discreto en el que Emery hizo despertar a sus futbolistas en el segundo tiempo tras unos primeros 45 minutos muy poco atractivos. El Almería sabía lo que se jugaba y sabía también dónde tenía la cabeza, y las piernas, el Sevilla. Desde luego no las tuvo en el arranque en el Sánchez Pizjuán, porque fueron los de Sergi los que salieron presionando, atacando, trabajando y peleando. El conjunto nervionense, con cansancio tanto físico como mental, parecía aletargado, dormido, inactivo. Tardó varios minutos en pasar el centro del campo con peligro real, más de un cuarto de hora en intentar un remate peligroso y nunca consiguió hacerse con el partido realmente. El Sevilla no tenía ni continuidad ni retorno, ni ataque ni defensa. Entre otras cosas porque los futbolistas, fuera por cansancio, fuera porque la prioridad lógica es la final de Varsovia, ni se sumaban al ataque con la misma alegría que suelen ni se solidarizaban en defensa como acostumbran. Ni Denis Suárez ni Reyes ayudaban en los laterales y era ver difícil ver a Navarro sumarse al ataque. A todo ello había que sumar que ni M'Bia ni Iborra anduvieron finos y el centro del campo sevillista dejó mucho que desear. Tenía que bajar tanto Banega a por la pelota que luego los pases eran demasiado lejanos para ser definitivos, demasiado obligados y fuera de su zona de peligro real. El caso es que el Sevilla estaba muy romo y el Almería tenía las cosas muy claras, y eso se plasmó en el marcador en un gol de Thievy en el que se mezcló un poco todo. Pocos jugadores defendiendo, poca tensión, poca concentración y gol del Almería para, en ese momento, hacer justicia en el marcador. No jugaba mejor, pero quería más, parecía jugarse más el Almería que el Sevilla. Tardó en despertar el equipo de Unai Emery. Más bien, Unai Emery hizo lo despertar, y no con una charla en el descanso, sino con un doble cambio en el minuto 57. Vio el técnico que su equipo no acababa de despertar y les mandó un mensaje diáfano desde la banda. Emery quería que su Sevilla apurara su pelea por la cuarta plaza y quería Emery que su Sevilla batiera el récord de puntuación de la historia del club en la Liga. Sacó a Arribas, enfado incluido, y a Navarro, y metió a Aspas y Tremoulinas. De entrada consiguió más llegada con el gallego, muy activo. Participó y el equipo lo notó. Y la realidad es que entre M'Bia y Arribas tampoco parecía haber mucha variación, pues ninguno fue contundente. En eso la tónica no cambió. Pero sí en ataque. En un regalo almeriense y con otra buena acción de Aspas Iborra apareció para remontar el partido él solito. Dos goles del valenciano voltearon el partido y dejaron patente que, aun a medio gas, la diferencia entre un Sevilla finalista europeo y un Almería que pelea por el descenso la diferencia es abrumadora. Esa diferencia también se hizo numérica por cierto con la expulsión, quizás demasiado rigurosa, de Trujillo, que facilitó el tramo final del encuentro. El Almería, ya con diez, se volcó sobre la portería de Sergio Rico, lo intentó de todas las maneras, porque le iba la salvación en todo ello. Algún palo, una buena parada de Sergio Rico, pero no pudo el conjunto almeriense ni el Sevilla matar, que también tuvo opciones de aumentar el marcador en algunas contras, sobre todo en una de Vitolo y otras de Aspas y Gameiro. Pero no se alteró el resultado