Zipi y Zape se zampan la ensaimada en dos bocados

Así vivimos el Mallorca-Betis
Así está la clasificación
Ya lo decía el clásico musical español en blanco y negro: "Será maravilloso viajar hasta Mallorca". Así lo ha sido una vez más para el Betis. Eso sí, lo que no decía la letra de la canción es que el viaje es maravilloso siempre y cuando en una maleta vaya Rubén Castro y en la otra Jorge Molina. Zipi y Zape. Los mejores delanteros de la categoría. Rubén y Jorge son como Manolo y Benito, pero en versión McGiver. Por muy mal que esté el asunto, siempre encuentra una solución. El partido no empezó bien para el Betis. Marco Asensio fue el protagonista del partido en el primer cuarto de hora. Entró muchísimo en juego y eso sólo puede ser una mala noticia para el cuadro verdiblanco. Pudo con Jorge Casado cada vez que lo encaró y también le enseñó la matrícula con demasiada facilidad a Jordi Figueras. Así llegó la ocasión más clara del cuadro bermellón, pero se fue al limbo y el Betis no perdonó en la primera que tuvo. Una vez más, el equipo de Mel se metía en el partido a través del gol. No necesita mucho más. No son los verdiblancos un equipo de cocinar a fugo lento al rival, es más bien de comida rápida, de resolver con lo primero que pillo, un bocata, una hamburguesa... Algo sencillo y, sobre todo, que no requiera mucha elaboración. Eso sí, el bocadillo es muchas veces gourmet, precisamente por la calidad y la autoridad que tienen sus dos hombres de arriba. El primer tanto de Rubén Castro, al cuarto de hora, fue una pequeña obra de arte. Molinero le metió un balón en profundidad donde no había demasiado, pero el canario se sacó dos recortes de la manga y la puso al segundo palo donde nada pudo hacer Cabrero. Pim, pam, pum. Y el Betis por delante. A la media hora, ya iban dos. Otra vez los de arriba. Otra vez Zipi y Zape. Conexión letal entre Rubén y Molina en una jugada iniciada por Xavi Torres. Pared de lujo y gol fácil del jugador alcoyano. Entre los dos suman ya 42 tantos en Segunda. Una barbaridad. El Betis se ponía cero a dos sin alardes. No le hace falta mucho. Es un equipo demoledor. El encuentro estaba bajo control, pero fue un error propio, precisamente de Jordi Figueras, uno de esos errores que manchan y jalonan su historial, muy grueso, tratando de controlar un balón imposible en el área en lugar de despejar o dejar que Adán, que iba a de cara, la agarrara. Le puso el gol en bandeja a Xisco, que marcó en fuera de juego, cierto, aunque ni siquiera protestó la defensa verdiblanca consciente de que casi era mejor agachar las orejas tras el regalo. El gol animó al Mallorca, aunque le costaba inquietar a la portería verdiblanca. Por momentos, pareció que el Betis lo veía demasiado fácil, porque no apretaba, se dejaba ir en el partido, como arrastrado por una corriente seguro de que iba a ganar. Sin embargo, la realidad es que el resultado estaba en el aire. La segunda mitad comenzó con los mismos matices. Poco acierto de los dos equipos en facetas ofensivas, poca mordiente. No había presencia en las áreas. Asensio andaba desaparecido en la segunda parte y por el Betis sólo algún destello de Rubén Castro, como una vaselina que estrelló en el travesaño le metía decibelios al duelo. El Betis jugaba demasiado complaciente, convencido de que el tercer gol llegaría. El centro del campo del Betis no carburó bien, como casi siempre que juegan juntos N'Diaye y Xavi Torres. Se compenetran, cierto, pero aportan poco fútbol. Mientras, Dani Ceballos no apareció como en otros partidos, posiblemente mermado por los problemas en el tobillo que arrastra. No sólo se le vio desacertado, sino menos participativo, y eso es más raro en el joven futbolista utrerano. La voluntad siempre está, pero hoy en Mallorca casi ni eso. Aparecieron en el campo Arana, Riera y Cejudo, que salió por Ceballos, pero el signo del partido no cambiaba. El Mallorca no se tiraba definitivamente a por el partido y el Betis contemporizaba demasiado. Eso sí, la calidad es la calidad, y Marco Asensio estuvo cerca de empatar el partido en el minuto 78, con un magnífico disparo desde fuera del área al larguero. Empate a travesaños. Enorme el talento de el joven futbolista firmado por el Real Madrid. El partido se abrió un tanto en los diez últimos minutos y se generó más sensación de peligro. El Betis buscaba matar el partido y el Mallorca el empate. Adán, Casado y Molinero supieron frenar el partido después de dos llegadas seguidas del Mallorca, pero aún tocaba sufrir. Bigas tuvo una ocasión clarísima tras un saque de esquina botado por Asensio, pero el balón se fue por arriba. Indecisión de Adán en la salida y fortuna del lado bético. Acto seguido, Adán sacó otra, en una llegada de Riera, que le dio más fuelle al Mallorca en ataque. El balón había salido, pero el peligro rondó la portería verdiblanca. En el último minuto se detuvo más de un corazón verdiblanco, pero un fuera de juego anuló una clarísima ocasión del Mallorca, aunque Adán ya la había sacado. Sea como fuere, y otra vez sin brillantez, el Betis sumó tres puntos más. La Primera está más cerca. Eso es lo que importa. El equipo, desde luego, sabe sufrir, aunque a veces parezca que de manera innecesaria. Hizo muy poco en la segunda mitad, demasiado poco con lo que hay en juego.