El Sporting de Lisboa no perdona ante un Sevilla que aún necesita tiempo... y refuerzos

SevillaEste Sevilla aún necesita tiempo. El conjunto dirigido por García Pimienta, con muchas bajas ya desde la convocatoria, volvió a caer este martes en su segundo amistoso de pretemporada ante el Sporting de Lisboa (2-1) tras una cita con varios errores groseros, que los portugueses no perdonaron, y algunos destellos que permiten pensar en que este conjunto, con tiempo, con paciencia, puede volver a ser competitivo. La cita no era, ni mucho menos, sencilla. El Sevilla, tras apenas un par de semanas de entrenamiento, con la idea de García Pimienta aún verde, se enfrentaba al Sporting de Lisboa, al reciente campeón de Portugal. Sea por ello o sea por ese plus físico que tenían los portugueses, el Sevilla arrancó nervioso, impreciso, podríamos decir que incluso superado por la presión de los de Lisboa -altísima- y en apenas 15' no solo había recibido un gol, sino varias ocasiones de peligro.

El salto de presión y la salida de balón continúa siendo un castigo para este Sevilla y tras una precipitada entrada de Darío, un buen pase cogería la espalda de Kike Salas y los portugueses se pondrían por delante. Fue a partir de ese momento cuando el Sevilla empezó a conectar. Con Sambi encargado de iniciar la jugada y Sow muy participativo -Saúl estuvo muy light-, los de Pimienta se iban asentando y cuando Ejuke fue capaz de conectar con Pedrosa, llegó la más clara: Isaac, solo en el área, no llegó a conectar lo que podría haber sido el empate.

El Sporting de Lisboa no perdona ante la pasividad del Sevilla

Tras el descanso, nada mejoró en demasía. El Sevilla arrancó totalmente desconectado y tras un balón largo, que no parecía tener demasiado peligro, Kike Salas cometió un grosero error y Trincao no perdonaría. A la primera, el segundo. El paso de los minutos, y la múltiple entrada de jóvenes, tampoco mejoró al Sevilla. Un error, grosero, de Marcao -que sorprendentemente volvió a jugar- provocó otra clara ocasión para los portugueses y solo el viento, o la casualidad, salvaron a los blanquirrojos del tercero.

Fue Idumbo, que entró con ganas, con frescura, el único que sacó al Sevilla de su largo sueño. Una gran conducción, con un poco de suerte, provocó la expulsión de uno de sus rivales, dándole una pequeña alegría a este equipo en otra noche gris. Sea por la expulsión, por el ambiente o simplemente porque Suso, que antes casi anota de falta, es muy bueno, el Sevilla se encontró con una buena jugada por banda que, tras el centro de Collado, Ramón Martínez lo mandaría a la red. El Sevilla cerró la cita, como sucedió en la primera mitad, con mejores sensaciones. No le llegó, por físico o calidad, pero al menos hay destellos para intentar ser positivos.