De milagro, pero el Valencia vuelve a ganar ¡Aleluya!

¡¡¡Por fin!! El Valencia CF sufrió, no jugó bien, pero ganó después de 12 jornadas sin hacerlo. Todo sucedió en la segunda mitad. Tuvo que adelantarse el Espanyol, merced a un gol de Duarte de cabeza, que fue neutralizado con un tanto de Negredo y otro de Cheryshev. Los de Gary Neville sufrieron de lo lindo para conseguir la primera victoria liguera en tres meses, la primera que firma Neville como técnico del Valencia y la que les da margen para dejar de soñar con la pesadilla del descenso. 

Con la gran novedad de Diego Alves, que vuelve a la lista y al once titular, ha saltado el Valencia CF al terreno de juego para disputar la finalísima contra el RCD Espanyol. Desde horas antes, por el apoyo de la afición, se sabía que no era un partido normal. 
Gary Neville no ha escatimado esfuerzo 
Así el once titular del Valencia ante el Espanyol podría ser el formado por una defensa de cuatro con Barragán, Abdennour, Santos y Siqueira; doble pivote en la medular con Parejo y Enzo Pérez, mientras que en las bandas estarían Feghouli y Cheryshev. En la punta del ataque formarían Rodrigo Moreno y Paco Alcácer. Queda la duda en la portería, si entra o no Diego Alves en la lista; si el brasileño acaba entrando será titular, pero si no lo hiciera sería Ryan el que ocupara el sitio bajo palos.
El Valencia salió en tromba, dispuesto a resolver la pesadilla por la vía rápida pero se fue apagando con el paso de los minutos. La banda izquierda, totalmente renovada con Cheryshev y Siqueira era un puñal que reventaba a la defensa espanyolista.
El Valencia salió en tromba, dispuesto a resolver la pesadilla por la vía rápida pero se fue apagando con el paso de los minutos. La banda izquierda, totalmente renovada con Cheryshev y Siqueira era un auténtico puñal que reventaba a la defensa espanyolista. Se podía permitir el lujo de volcarse al ataque porque pronto Alves demostró porque, en cuanto ha estado disponible, es titular. Caicedo remataba a bocajarro y el brasileño hacía un paradón antológico. El rebote, no obstante, quedaba franco para Mamadou. El senegalés remataba fuera con Alves ya batido engrandeciendo la leyenda del meta. 
La mejor ocasión del Valencia en los primeros instantes, sin embargo, llegó a balón parado. Pau López hizo una palomita para la foto ante el buen lanzamiento de Parejo. El inicio era trepdiante, con ritmo, partido de los que gustan ver, aptos para fuertes. No es el caso de Abdennour, que a las primeras de cambio se resintió su lesión y dejó su puesto a Vezo, o de Mamadou que hizo lo propio en las filas blanquiazules yéndose en el 11 lesionado.
El susto de Caicedo-Mamadou parecía un hecho aislado, pero no. Así, aunque el Valencia dominaba, quería ganar, y, de nuevo desde la izquierda Alcácer merecía inaugurar el electrónico, lo cierto es que los de Neville sufrían cada vez más con el paso de los minutos. 

Sensación de peligro constante... en contra

La sensación era que el Valencia, volcado al ataque, con un 4-4-2, tenía pegada pero serios problemas en defensa también. Así que, cada vez que el Espanyol pasaba la medular con el balón controlado, la zaga se deshacía y se mascaba la tragedia. Vezo, lejísimos de su mejor momento, y Santos, que ha mejorado levísimamente, no son los culpables de todos los males del Valencia, pero tampoco ayudan demasiado a encontrar soluciones. Si a eso se le añaden dos laterales con neta vocación ofensiva como Cancelo y Siqueira, los problemas se multiplican.
Poco antes del descanso Cheryshev probó fortuna, pero su zurdazo seco se estrelló en el lateral de la red poniendo punto y final a una primera parte que fue emponzoñándose con el paso de los minutos. 

Y llega el guantazo en forma de gol

El equipo empujó, con más corazón que cabeza; con más fe que razón. Forzaba córners, pero no acertaba a marcar y así, a empujones, llorando, rebotando entró el empate. Cancelo se coló como una exhalación, dejó el balón atrás y Negredo, con la derecha, marcó tras rebotar en un defensa. 
El partido siguió por los mismos derroteros, el Valencia quería y tenía opciones, pero no las transformaba y el Espanyol se aprovechaba de la endeblez defensiva de los de Neville.
Tanto fue el cántaro a la fuente que se rompió. Así, mientras que Cancelo estrellaba su centro en el palo y el rebote le caía a Cheryshev, que la tiraba fuera en un remate forzado, los pericos lograron el primero. A la salida de un córner, Duarte -que había entrado sólo a rematar- lograba el 0-1.
El internacional por Costa Rica pudo redondear su noche cuando, a la jugada siguiente, de nuevo remataba solo el central del Espanyol. Parecía una burla. La gente se desesperaba y solo una nueva doble intervención milagrosa de Diego Alves salvó el segundo. 

La remontada

Rodrigo, silbado porque estuvo desaparecido, dejó su puesto a Negredo y ahí cambió todo.
La tensión subía por momentos en Mestalla. El fantasma del descenso oscurecía la noche valenciana. Los cánticos eran nerviosos, las caras de preocupación y sobre el césped no salía nada. "Échale huevos, Valencia échale huevos, retumbaba el estadio. La cadena que ofrecía el partido buscaba planos cortos de aficionados valencianistas con el semblante entre incrédulo y deshecho. 
El equipo empujó, con más corazón que cabeza; con más fe que razón. Forzaba córners, pero no acertaba a marcar y así, a empujones, llorando, rebotando entró el empate. Cancelo se coló como una exhalación, dejó el balón atrás y Negredo, con la derecha, marcó tras rebotar en un defensa. Instantes después sería Cheryshev el que redondeó la remontada. Un centro medido desde la derecha de Feghouli se la ponía medida en la cabeza al ruso que lograba el 2-1.
El tanto del ruso se celebró como si el equipo hubiera ganado una champions. No era para menos, porque el Espanyol hizo méritos para marcar el segundo. De nuevo, el meta Alves salvó al Valencia.  
De hecho, el Valencia terminó pidiendo la hora, sufriendo, en pie sólo porque su afición -que ayer marcó el primer gol y demostró porqué es de las mejores del mundo- y de milagro. Pero al final, el milagro se obró. Aleluya. Ahora hay que seguir sumando para que el descenso sea un mal sueño del que, por fin, el Valencia y sus seguidores han despertado. Aleluya.