Víctima

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Bartra, en un partido con el Real Betis.
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Victima. Sí. Marc Bartra ha sido víctima de todo el sinsentido que se vive en Heliópolis a unas horas de debutar en LaLiga. El único club (junto al Almería) incapaz de inscribir a un día de su primer partido. Es un dato, no una opinión. Y no hay justificación. Es indefendible. Porque la situación se sabía desde hace mucho y no ha habido capacidad de reacción. Haciendo malabares para inscribir, con fórmulas imaginativas que ya no funcionan y con hasta ocho jugadores ausentes en la primera jornada... Que en el Betis se hacen muchas cosas bien, claro está, pero en planificación y términos económicos se ha visto desbordado. Y eso es un problema grave. Al menos de momento. Pero he venido aquí para escribir de Bartra. Un futbolista vital en los éxitos recientes del Real Betis, que a sus espaldas acumula 146 partidos, tres participaciones en Europa y un título. Con argumentos, pocos en la historia del club podrán presumir de eso. Un central titularísimo en los años más brillantes de la entidad en la última década. Y hay quien le señalaba. O al menos pretendía hacerlo. Dentro y fuera. Haciéndole ver que él era la 'solución' al problema. Una ecuación que se ha intentado resolver de manera improvisada. Con prisas y a la ligera. Con futbolistas entre la espada y la pared. Marc Bartra no es que no quisiera renovar, es que... digamos que tiene que salir. Porque no quería salir. El futbolista, que por cierto tenía un contrato que el propio club firma, no olviden, ya realizó un importante esfuerzo económico en la pandemia. Ahora el club le exigía renegociar el salario para poder renovar. Y siendo clave para su entrenador. Está en su derecho de exigir lo que sobre el campo se había ganado. No hay más, esa es la verdad. Y allá él quien pretenda vender algo distinto. ¿Qué trabajador, siendo parte esencial de su equipo, está dispuesto a renunciar a más de un 20/30 % de su salario? ¿Y por qué el y no otro? Pero claro, a veces la verborrea y los golpes en el pecho priman antes que corresponder con hechos. Ni para el que es 'bético desde chiquitito'. "El Betis te engancha, te enamora", decía Bartra hace menos de tres meses. Un futbolista que se destapó en el FC Barcelona y que brilló en Dortmund. Con dos Champions, cinco ligas y una Supercopa de Europa en su haber, entre otros muchos galardones. Y llega y se enamora del Betis. Un futbolista siempre alanceado, que no paró ni con problemas en la vesícula que la hicieron perder muchos kilos. Más de ocho meses que aguantó jugando y defendiendo las trece barras, pese a los vómitos y las notables dolencias que la vesícula le generaba. Solo en el último cólico había perdido tres kilos. Y siguió jugando para no dejar tirado al club. Pocos podrán presumir de tal esfuerzo. Pero él ha sido el juzgado. Él que tenía que resolver el problema. Un entuerto que, por cierto, no se ha resuelto aún. No se ha sido justo. En definitiva, un jugador que cambió el estatus del club. Como también lo han hecho otros muchos, claro. Un aval para nuevos futbolistas a los que ya sí les atraía el proyecto del Betis. Por poner un ejemplo, un año antes de su llegada en Heliópolis 'brillaban' Tosca, Donk y Bruno. Pero Bartra es la solución. Claro. El adiós que calma los problemas. ¿No? En un fútbol en el que hasta por un juvenil pagan cantidades irrisorias. Bartra resulta ser la tirita para una herida difícil de curar. Un parche estéril a un problema de mayor calado. Un embolado que no se ha sabido resolver a tiempo. Y claro, las prisas conllevan esto. Decisiones precipitadas, improvisación y espontaneidad. ¿O es que un par de millones solucionan esto? De momento, Víctor Ruiz será titular ante el Elche. Once bajas confirmadas. Seguro que no es lo que esperaba Pellegrini. Esa es la realidad. Pues al final los malos serán los que alcen la voz.