¿Por qué no insulta usted en su casa?
Cada día queda más claro que en el fútbol hay barra libre para insultar
Aitor Ruibal se encara con un aficionado del Rayo en plena entrevista: "¡Homófobo!"
El fin de semana futbolístico en España ha dejado retratado, una vez más, a aquellas personas que van a un campo de fútbol y se dedican a insultar. Esto es algo que, por alguna razón que incluso traspasa mi poder de compresión, ocurre históricamente en todos los estadios. El problema es que vez de ir a mejor como sociedad, todo parece ir a peor.
Pacheta, entrenador del Granada, fue el que el sábado alzó la voz de forma alta y clara en la sala de prensa tras la derrota de su equipo contra el Sporting en El Molinón. "Estoy cansado. Estoy muy cansado y veo que protegemos a todo el mundo. Quiero que me protejan a mí también. No me gusta, no me gusta que al final de un partido me estén llamando "hijo de puta, me cago en tu puta madre, vete a la mierda, jódete, me cago en tus muertos...". Muy feo, ¿eh? Muy feo". Pacheta lo pudo decir más alto incluso, pero no más claro.
Después de esto, han salido a la luz mucho más insultos: Luis Carrión y los jugadores del Oviedo, Marko Dmitrović, Thibaut Courtois, Raúl Asencio, Aitor Ruibal... y muchos más que públicamente no habrán transcendido, pero que están ahí. Seguro que están ahí. ¿Saben por qué lo sé? Porque no hace falta irse a un campo de fútbol profesional para darse cuenta de la barra libre de insultos en la que se ha convertido el fútbol y ya va desde los partidos de prebenjamín a la más absoluta élite.
Los que están dando la cara y responden como Pacheta, Ruibal o Asencio llevan toda la razón. ¿Por qué los profesionales del balompié tienen que aguantar eso día tras día? ¿Por qué se normaliza ese tipo de comportamiento? ¿Por qué no se activa el protocolo contra la violencia verbal como se está activando ya el que hay contra el racismo? ¿Por qué esta falta de educación y de civismo? ¿Por qué no insulta usted en su casa?
