De clásico copero a taciturno eliminado habitual

Varias decenas de sevillistas han estado este miércoles en las gradas de Mendizorroza animando a su equipo y viéndole caer eliminado ante un Deportivo Alavés que no tenía claro si quería carne o prefería pescado. Ese, el de los que nunca se rinden y siempre están, es el único vestigio de grandeza que se le atisba en estos momentos al Sevilla FC, un club que está viviendo una de las decadencias más rápidas que se recuerdan en el fútbol español. Hace solo dos años y medio era campeón europeo y un habitual en la UEFA Champions League, ahora no es capaz de solventar una eliminatoria en cuanto el rival sea mínimamente profesional.

Por segundo año consecutivo, el conjunto nervionense cae en la ronda de dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Para más inri, esta temporada se ha adelantado esta tercera eliminatoria y los sevillistas tomarán las uvas sin más objetivo que vivir una temporada tranquila en LALIGA EA SPORTS. Qué cosa más triste para aquellos que invadían ciudades europeas o la capital de España de la mano de su equipo final tras final.

El Sevilla es un equipo o club de fútbol mustio, triste, apesadumbrado. Tan cenizo que va a los sorteos sabiendo que le va a tocar con la más fea. En enero le tenía que tocar un ‘Segunda’ y le tocó el que en ese momento era un avión y mejor equipo que él. Resultado, goleada a manos de una UD Almería que se acabó desinflando y ni siquiera ascendió. En diciembre, solo cabía una posibilidad de que le tocara un ‘Primera’. Y le tocó. Y encima fuera de casa. Lo único positivo, pensaron muchos, es que no era ante un Betis que días antes le había comido la tostada en el derbi. Resultado, partido infumable, penalti lamentable, derrota fea 1-0 y desde los once metros y regreso de Vitoria con la cara partida y la mínima ilusión que podía existir, destrozada.

El Sevilla en la Copa en el Siglo XXI

Dos títulos, dos subcampeonatos, cinco semifinales y seis cuartos de final ha firmado el Sevilla en el presente siglo. 15 años de 26 entrando entre los ocho primeros. Sus tres eliminaciones más feas -Cádiz, Racing de Santander y Mirandés-, preludiaron equipos campeones europeos.

El Sevilla de la Copa es fiel reflejo del Sevilla de cada fin de semana, en el que tantos se frotan los ojos al ver cómo han convertido a un equipo campeón en otro al que le cuesta hilvanar tres pases seguidos. También es reflejo del Sevilla que cada Junta de Accionistas presenta unas cuentas más lamentables que las anteriores, hasta el punto de que ya parece costumbre. Y del Sevilla que, si nada lo remedia, va a perder su identidad en manos de gente que piensa que la comida típica de aquí es la paella con sangría.

Del modelo de equipo y club competitivo, a uno que hace pensar a los suyos si esta triste eliminación es buena o no. No, no lo es. Solo se es competitivo cuando se gana, y un equipo que consigue solo cuatro victorias en el Sánchez-Pizjuán en 2025 no se puede permitir desdeñar un solo triunfo más. Y en todo un Sevilla FC no cabe respirar aliviado por haber perdido pronto de vista la Copa del Rey. Una vergüenza más que sumar a una lista que parece no tener fin.