Inoportuna inconsistencia

SevillaEl fútbol detalles, pequeños detalles, más en la élite. Esos fueron los que condenaron al Real Betis que cosechó una inconveniente derrota ante el Villarreal en un momento de la temporada en la que el margen de error se estrecha. Una ocasión desaprovechada, una desaplicación defensiva, una discutible expulsión... fútbol al fin y al cabo. La sonrisa o la tristeza, el triunfo o una derrota, va en segundos. Del error de Fekir con todo para marcar a la contra del Villarreal en la que Sørloth ajustició con el 2-3. Detalles, áreas que diría el otro. O el detalle del autogol de Sokratis en una salida fría en la segunda mitad en la que el Betis demostró tener una mandíbula de cristal. Un golpe, el del 2-2, que acusó. El partido fue mucho más. Tal vez el Betis mereció más que la derrota, pero la debilidad defensiva lastró al equipo. No sólo fue cuestión de los cuatro de atrás, también del mediocampo al que el paso de los minutos le pesó para sujetar las salidas del equipo de Marcelino. Guido comenzó con bríos pero el paso de los minutos le pesó en su vuelta a la titularidad y Wiliam Carvalho combinó destellos, como en los primeros goles, con problemas para gobernar la medular.

Nabil Fekir, ante el Villarreal (Foto: Kiko Hurtado). Y eso que el Betis también gozó de sus momentos y fases de juego en los que generó juego, especialmente en la primera parte. Sirvan de ejemplo el buen gol de Guido Rodríguez, a balón parado y que recordó el que logró ante el Cádiz, o la extraordinaria acción en la que Willian José culminó un centro desde la banda de Fornals. Pero fue inconsistente. Los de Pellegrini sufrieron momentos de apagones que ante un equipo como el Villarreal son letales. El Ingeniero había apostado por la vieja guardia, juntando a Guido, William Carvalho y Fekir. Ahí quizás, por momentos, al cuadro bético le faltó fuelle para ser más consistente y dominar el fútbol. Se echó de menos a Johnny Cardoso. El caso es que el Betis perdió y cedió la sexta plaza. Esta vez el Villarreal era el que venía con la carga de jugar un jueves y los heliopolitanos venían de una semana limpia. No fue suficiente para dejar frío al Benito Villamarín que en la noche de las banderas, no vibró con una victoria necesaria para las aspiraciones europeas.