Paciencia y más cariño con Oihan Sancet
Ya sabemos que el fútbol es muy cainita. Ya no se vive de lo hecho el último partido sino prácticamente el último día o hasta la última hora. Pero en el Athletic Club siempre se nos llena la boca diciendo aquello de que "aquí somos diferentes". Pues que se note. El caso de Oihan Sancet ya lo hemos visto. Un futbolista que en categorías inferiores coge un hype tremendo y que se espera de él que según suba el primer equipo sea un Joseba Etxeberria o un Julen Guerrero. Está claro que el futbolista de Mendillorri, que acaba de cumplir escasamente 20 años, de momento no da el resultado presumido. Pero eso no puede dar pie a que se le haga trizas en el entorno y las redes sociales. Recordamos que hace no tanto se silbó en San Mamés a Iñigo Córdoba... Ahí le tienen cedido en el Deportivo Alavés y ya veremos como anda el billete de retorno.
¿Cómo veo el tema de Oihan Sancet?
Lo primero es que es un niño. Es un futbolista que físicamente está sin hacer y que todavía debería echar algo más de cuerpo para enfrentarse a LaLiga Santander y los demás retos de la alta competición. Y lo segundo es valorar sus circunstancias. Un chico que sale de casa para aclimatarse a Bizkaia y que tras realizar una espectacular pretemporada con Eduardo Berizzo se rompe el ligamento cruzado de la rodilla. Lesión grave que algunos parecen olvidar cuando se juzga su posterior progresión. Y en tercer lugar que queda por ver en qué puesto puedo desarrollar mejor sus virtudes, que las tiene y muchas. En principio está claro que la de delantero puro no. Fue una pena que no acertase ir a batir a Jaume Doménech en el partido ante el Valencia CF, pero no por ello puede ser ya condenado a galeras.
¿Es un mediocentro box to box? ¿Es un mediapunta? ¿Por el centro o escorado al costado? La labor de Marcelino será acertar y pulirlo.
Vamos a ver si se atina con su puesto, si física y mentalmente se deconstruye el jugador que se espera que sea, y que además tenga esa pizca de suerte y de salud para que en breve se vuelva hablar de él como la perla de Lezama.