Ojo con la letra pequeña del BMW iX3

BMW lleva meses presumiendo de su nuevo iX3, un SUV eléctrico que promete cifras de récord. Autonomía elevada. Carga ultrarrápida. Tecnología de última generación. Todo suena espectacular. Pero, como siempre, la letra pequeña importa. Mucho. En los anuncios, la marca presume de 805 kilómetros de autonomía. Una cifra que deslumbra. No solo eso. En ciertas condiciones puede superar los 1.000 km. Parece el punto de inflexión que muchos esperaban para dar el salto al eléctrico. Sin miedos. Sin dudas. Sin esa ansiedad por la batería que tantos conductores aún sienten. Pero, cuando uno rasca un poco más, descubre que no todo es tan ideal.

El vídeo del BMW iX3 tiene trucos

Lo primero que se debe tener en cuenta es la velocidad de conducción. Esa autonomía tan generosa solo se consigue a ritmos muy bajos. Muy por debajo de lo que permite la vía. Hablamos de velocidades que oscilan entre 20 y 70 km/h, según se aprecia en las imágenes difundidas. Un ritmo casi de paseo. Nada que ver con desplazamientos reales, con autopistas, adelantamientos o trayectos diarios a ritmo normal. El segundo punto clave es el consumo de energía de los sistemas interiores. Para alcanzar esa marca, el vehículo circula prácticamente “desnudo”. Sin climatizador. Sin pantalla multimedia. Sin calefacción de asientos. Sin nada que robe ni un solo vatio. ¿Conducción real? Más bien una prueba técnica en condiciones extremas.

Difícil conseguir los 1.000 km de autonomía, pero tampoco le hacen falta

Eso no quita que el nuevo iX3 sea un coche muy competitivo. Su carga del 80 % en solo 20 minutos es un argumento de peso. También lo es su plataforma de nueva generación, la Neue Klasse, que promete eficiencia, rendimiento y un salto tecnológico enorme. En Alemania ya está triunfando, y eso siempre es un termómetro fiable. Pero conviene ser prudentes. Porque cuando se utilice el iX3 como lo hará cualquier conductor, con aire acondicionado, música, tráfico real y velocidades legales, la autonomía será considerablemente menor. Aun así, seguirá siendo notable. Simplemente, no será ese millar de kilómetros que algunos han querido interpretar.

Por eso, antes de dejarse llevar por los números más bonitos, conviene recordar algo esencial: incluso los mejores eléctricos tienen condiciones muy concretas para lograr sus cifras máximas. Y en el caso del BMW iX3, la verdadera clave está justo ahí, en esa letra pequeña que no siempre se cuenta, pero que lo cambia todo.