Los dedos helados de los pies de Alberto y Juan lo confirman. Han comenzado a notar que les falta sensibilidad pero según Mikel Zabalza ,”estos días que la temperatura sube a -22, cuando entran en la tienda comienzan a sentir el calor y los dedos les empiezan a doler. Es un buen síntoma. Están tocadicos pero van mejor”. Además de la paciencia y la voluntad, la capacidad de sufrimiento es un plus necesario en esas tierras.
El suelo ha ayudado poco en la travesía, completamente irregular y cuajado de sastrugis durante las últimas jornadas. Pero parece que mejorará. “Hoy hemos avanzado 50 kilómetros en cuatro horas y media sin parar aprovechando el viento que veíamos que iba a caer de un momento a otro. Y así ha sido. El viento está siendo súper flojo. Ayer hicimos un par de intentos pero nada, ni un metro ganado. Al menos el lunes, sumamos 90 kilómetros, Cuando hay viento tratamos de aprovecharlo al máximo y nos pegamos unas palizas considerables”. Y cuando no pueden más, se tiran al suelo unos minutos, cogen aire y a seguir. La belleza de una tierra extrema tiene su reverso pero como dijo Mmumery:”Donde hay voluntad, hay un camino”.
A 1.200 kilómetros del mítico polo sur, donde mañana se celebrará el centenario de la conquista, tres alpinistas, expedicionarios y buscadores de la dificultad y la belleza de los rincones más inhóspitos de este planeta, descansan ahora en una minitienda luchando escapando del frío y del cansancio. El parte meteorológico recibido hoy anuncia vientos flojos para mañana y 25 grados bajo cero.