Un problema estructural

Celta 1-1 Sevilla: Resumen del partido
Celta 1-1 Sevilla: Resumen del partido
  • Desde que se marchara Emery, en 2016, sólo Lopetegui ha sido capaz de dar continuidad a un equipo de pedigrí como el Sevilla

  • El del Sevilla no es un problema de fútbol. No solamente de fútbol

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SevillaQuizás porque fue solo hace unas horas, o quizás porque esto ha atravesado el punto de convertirse en desesperante, no se recuerda un partido tan malo del Sevilla FC dentro del rosario de esperpentos futbolísticos que acumula el club en los últimos años. El equipo de Diego Alonso naufragó en Vigo ante un Celta con cara de moribundo, y ni siquiera el hecho de no haber perdido evita desnudar a un equipo que, una y otra vez, y van años así, se encarga en demostrar que no tiene modo alguno de ganar un partido de fútbol. En lo que va de temporada, sólo dos veces lo ha hecho, ante dos equipos débiles como la UD Las Palmas -que está seis puntos por encima- y la UD Almería -que apesta a Segunda desde septiembre-. Dos victorias en 15 partidos de nivel y una más en el bolo copero ante el CD Quintanar. A veces, no le queda más remedio que conseguirlo. Diego Alonso es un nombre más a sumar a la lista de la trituradora sevillista. Tarde o temprano -más bien pronto si no endereza la línea en esta semana-, caerá. Desde que se marchara Unai Emery, allá por 2016, sólo Julen Lopetegui ha sido capaz de dar continuidad de manera más o menos alargada en el tiempo a un equipo de pedigrí como el Sevilla. Jorge Sampaoli -en tres cuartos de su primera etapa- y José Luis Mendilibar también lo consiguieron de forma esporádica, pero también cayeron en la picadora que se ha llevado por delante a Berizzo, Montella, Pablo Machín, en cierto modo a Caparrós, y también a los tres anteriormente nombrados. Lopetegui, el mejor entrenador que ha pasado por Nervión desde su paisano, cuajó a un equipo extremadamente fiable, pero aburrió incluso cuando las cosas iban de cara. Cuando se torcieron era fácil subirse al carro, pero no eran legión los que defendían la idea ganadora de un entrenador ganador cuando el Sevilla era precisamente eso, un equipo ganador. Hay gente que se aburre de ganar, vive Dios. Desde ese cuadro que fue campeón en el extraño 2020 al de hoy, pasan tres años y medio de errores continuados en las decisiones, de geriatrización de la plantilla, en volver la espalda al fútbol actual y todo acabando, como no puede ser de otro modo, en un fútbol sin plan ni sentido. Las responsabilidades recaen verticalmente desde el palco a la plantilla. No hay que esconder que todo lo que sucede arriba, acaba afectando hasta al más ínfimo trabajador de la entidad, y hace mucho tiempo que en la alta jerarquía sevillista no andan cómodos. Primero, por sus errores, reflejados especialmente en unas cuentas que arrojan pérdidas una vez más, y segundo por los cientos de palos en las ruedas que se le meten a la nave sevillista para hacerla por fin descarrilar para poder ‘salvarlo’. Un cometido que encabeza Del Nido Benavente, seguido por muchos y muy ruidosos.

Las responsabilidades recaen verticalmente desde el palco a la plantilla. No hay que esconder que todo lo que sucede arriba, acaba afectando hasta al más ínfimo trabajador de la entidad, y hace mucho tiempo que en la alta jerarquía sevillista no andan cómodos

El del Sevilla no es un problema de fútbol. No solamente de fútbol, sino un problema estructural que va de arriba abajo y que tiene muchos responsables. Todos lo son o han sido con diversidad de cuota, con mayor porcentaje, claro, a quien toma las decisiones. En la sala de reuniones, en el despacho o en el banquillo. Muchas precipitadas, como la destitución de Mendilibar a golpe de tuitazo. Otras inevitables, como la de mantener en gran porcentaje a una plantilla que se ha acomodado a no ganar por las rémoras encontradas, pero que cobra como si lo hiciera siempre. Y algunas inexplicables, como la de no colocar en el once inicial al único delantero capaz de marcar goles o la de caer en el error continuado de alinear a jugadores en sitios donde nunca han rendido y nunca rendirán.

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El problema del Sevilla para muchos a los que los árboles no dejan ver el golpe es que juegan Rakitic o En-Nesyri. El problema es que Rakitic y En-Nesyri, a día de hoy, tienen que jugar sí o sí porque en el Sevilla no hay absolutamente nadie mejor que ellos para ese cometido. Y ese problema, ojo, no es solo para Diego Alonso. Es un problema con multipropiedad que va desde el primer sevillista al último y al que, salvo big bang milagroso, no se le ve remedio.