Ilusiones y desilusiones en el Athletic

Esta no era una temporada más. Esta era LA TEMPORADA. La temporada en la que el fútbol va a sufrir cambios estructurales por la pandemia. Grandes pérdidas, estadios vacíos, reajustes de plantillas… cambios obligados en una temporada completa, con la planificación adaptada a las circunstancias, al contrario que la anterior, en la que sufrimos el apagón a mitad de curso. Esto que podía suponer una amenaza global, se presentaba como una gran oportunidad para el Athletic Club, con buenas reservas financieras que permiten amortiguar el gran golpe al presupuesto, con una base de cantera envidiada por la mayoría de los clubs mundiales, con sus defectos y carencias, sí, pero envidiada, y con la posibilidad de pescar algún refuerzo puntual que mejorase el nivel de la plantilla.
La teoría tenía una pinta bastante aceptable, vistas las circunstancias, para acometer la renovación de ciclo que pide a gritos el equipo

Pero esa era la teoría, porque el arranque real en Granada ha tirado abajo todas esas ilusiones. Todos empezábamos a mirar con el rabillo de ojo a esos chavales que habían subido a hacer la pretemporada como meritorios, y que, con las ausencias por coronavirus de seis de sus miembros, se habían hecho merecedores de una oportunidad. Los Morcillo, Zarraga, Vencedor, Oihan Sancet, Iñigo Vicente vislumbraban, como el resto de la afición, que este podía ser su año. Se suceden los amistosos apuntalando esa ilusión. Se nos alegra el corazón. Estos son nuestros refuerzos, ya que no vienen otros.
Y llega el primer partido. En Granada, donde prácticamente, terminó la temporada anterior...
Y cuando vemos la alineación que dispone Gaizka Garitano, no hacemos más que frotarnos los ojos... Pero esta no es la temporada 2020-21? ¿Qué hacemos jugando en la 2019-20? ¿Dónde están nuestras ilusiones? Y claro, a las mismas soluciones, mismo resultado. Derrota. Esta vez no fue por 4-0, solo 2-0. Y una sensación de vacío, de enfado, de decepción mayúscula. No por la derrota en sí, sino por la apuesta del entrenador.

El resultado no deja de ser el primer paso de los 38 que hay que dar en la senda de LaLiga Santander. Nada que no se pueda recuperar. Lo que asusta de verdad es que tenemos un entrenador que no ha dado las muestras de valentía que todos esperábamos en las mejores circunstancias para ello. No había mejor clima para una apuesta por la savia nueva de Lezama, con sus riesgos evidentes, pero generadora de ilusión para una afición expectante. Y la bofetada de realidad ha sido enorme. Y la reacción de la afición, también. Una afición que comienza a estar cansada, hastiada, aburrida y alejada de los estadios con este Athletic. Y ese sí que es el verdadero riesgo, una amenaza estratégica para el club. Necesitamos volver a enganchar al socio que no puede volver, al niño al que le han suspendido el deporte escolar, al aficionado que solo puede verlo por la tele. Y nuestro mejor banderín debe ser la cantera. Debe ser Lezama. Herritik sortu siñalako. Esas son nuestras señas de identidad. Miremos abajo y apostemos de verdad por ello.

¿Qué cabe pedirle a este Athletic?
No podemos permitirnos el lujo de ser cobardes, timoratos, aspirantes a empates, equilibristas de vestuarios poderosos, con jugadores, en la mayoría de casos, que ante la ausencia real de competencia, están a gusto. Se vive bien en el Athletic, donde el nivel de exigencia es mínimo, pese a que algunos jugadores crean lo contrario, vistas las pruebas fotográficas. No saben dónde están. O sí. En cambio, otros mandan los mensajes adecuados. Se llama liderazgo. Si de verdad queremos salir adelante en estas circunstancias, necesitamos regenerar el equipo, meter empuje, creer en los que pueden aportar creación y juego, nuestra principal carencia, y cambiar la apuesta del cemento, del jugar a que no pase nada, porque cuando no había fallos y no se encajaban goles, salía bien, pero ya no es el caso, nos somos capaces de remontar ante casi nadie, no da nuestro nivel futbolístico actual. Determinadas apuestas “a pequeña haciendo un símil de mus, con un ascuatro, suelen salir mal casi siempre. Partida perdida. Como dice el refrán: “Jugador de pequeña, perdedor seguro”.

Esa es la apuesta que tiene que hacer Garitano para crecer con el equipo, con los jugadores que tienen fútbol en sus botas, pero necesitan que se confíe en ellos. Confianza. Apostemos por ganar, siendo protagonistas. Aprovechemos una camada de cachorros que tienen buena pinta. Démosles minutos y galones. Sabemos que el trabajo lo pone Gaizka Garitano, es una de sus señas de identidad. Exígeles. Apriétales. Enséñales. Pero apuesta por ellos, por favor. Si no, poco recorrido nos espera. Que luego viene algún refuerzo para sumar, fantástico. Pero ellos son nuestro futuro. Nuestra ilusión. Así, ninguna ilusión y muchas desilusiones. Pero hay tiempo para rectificar. Pero tiene que haber voluntad de cambio. Empecemos hoy, mañana ya será tarde para construir un futuro Zurigorri lleno de esperanza. ¡Aupa Athletic!
