En la final, a pesar de Garitano

Quo vadis, Garitano. O, para ser respetuoso con el tiempo verbal, Adónde ibas. Adónde, sí, cuando diseñabas a solas la trama de este partido. Alguien debería haberte retirado el 'carné de conducir' [al Athletic Club] al ser conocedor de tu conducta suicida. U homicida. Porque habrías de caer tú, cierto, pero arrastrando al verde a los leones. Y forzando a que tod@s los que estábamos del mar que nos separaba en la otra orilla nos convirtiéramos en sabanas sucias después del horror. Quo vadis, Gaizka. Adónde, ya de salida. Que te movió a colocar una barrera de cinco defensas a sabiendas de que debilitabas el poderío del centro del campo. En el que colocaste a soló dos hombres para... ¿para qué?... ¿Para llevar el peso del partido o para que el Granada CF no lo llevara? Unai Simón. Cinco defensas. Dos medio centros. Nos quedan tres. Muniain, Rulo y Wiliams. Tres hombres de talante ofensivo y escasa capacidad para defender. Una locura. Nunca el partido de vuelta de semifinales fue planteado de una manera tan nefasta como cobarde. ¿Qué pretendías, Garitano?... ¿Acaso someter al Granada?... ¿Cómo?... El entrenador gallego del Granada se frotaba las manos viendo que su equipo no tendría oposición. Que quizás el partido no lo haría suyo de inmediato. Que sería cuestión de tiempo. Que el reloj maduraría la fruta rojiblanca hasta que se espachurrara en su golpeo contra el suelo.

Ante la tele. Sin vibrar. Todo era miedo. El Athletic era inferior. Y, encima, lo parecía. Empeñado en destrozar la frase vieja. Las apariencias no engañaban. El Granada, sorprendido: "Vaya, nos esperábamos otro Athletic; no sé cuál, pero nada que ver con este verde tan desesperanzado". El partido era del Granada. Y, por ende, la semifinal. Y como premio final, la suerte de esta eliminatoria que los llevaba a esa final de La Cartuja que a su afición tan cerca les quedaba. Más de medio siglo después, otra final, la segunda en su historia. Los Cármenes era el Circo necesario en el que, desde sus bancadas, el pueblo, con el pulgar hacia abajo, pedía la cabeza del león. Y a por ella iban los gladiadores a rayas horizontales en cuyas filas un día militara el mítico Fernández. El de la entrada a Amancio. El que le destrozó el muslo al gallego sabio que maravillaba desde la banda derecha. El 'duro' central estaría en la grada. Seguro. Pero luego de haber imbuido de su espíritu guerrero a estos hombres que juegan por él y en su nombre medio siglo después. Recién puesto el balón en juego, Iker Muniain, cazado.... Si le hubiéramos leído la intención de su pensamiento al guerrero agresor, habríamos leído lo que el uruguayo central les decía a los delanteros que se acercaban a visitarlo a su área: "Cuidado con lo que hacéis; con el pan de mis hijos no se juega". Declaración de intenciones. Cierto. Como tan verídica habría de ser esa continúa avalancha de un ejército nazari que, al no encontrar oposición, transitaba de su área a la del Athletic con pasmosa facilidadad: ¿Se trataba de que Vesga y San José convirtieran al Athletic en virtuoso? Te lo pregunto a ti, Garitano. ¿Entendías que por estar en el medio, por contagio, todo sería virtud en el Athletic? ¡Qué locura! Qué frustración...

Qué impotencia contemplando cómo la fuerza del 'Sino' nos estaba destrozando. El destino. Un destino predestinado del que Gaizka todo lo sabía pero nada nos había contado. Habría de ser al final de la partida. Con la suerte echada y una sensación de hundimiento emocional en la victoria. "Allí habíamos sido mejores. Merecimos más. Jugábamos en San Mamés. Y así como allí entonces, aquí y ahora las tornas se cambian. Le toca al Granada. Es su turno. Es de ley que sean ellos los que en su mano tengan voltear el uno a cero goles de la ida". Entrecomillo porque está era la lectura que el técnico del Athletic hacía en la rueda de prensa. "Demasiada responsabilidad la nuestra. Tanta que no nos hemos podido soltar en el juego"... Ruedas de molino. ¿Quieren más?... "Ellos perdían y querían ganar. Nosotros veníamos con ventaja y nos tocaba asumir el rol"... de ese árbol alto pero frágil que el viento castiga con saña. La cosa no iba con él. Ni con los jugadores. Era una cuestión de tiempo y de probabilidades. Un escenario en el que soló uno de los dos equipos disponía de la escopeta para matar palillos en este partido de feria. Y a Garitano le parecía justo. Y de ello trataba de convencernos al final de la partida. Llegó el descanso. Anoté en el papel luego del acuerdo con un hombre sabio que tenía a mi lado: "Si Garitano insiste en este sistema y esta manera de jugar a fútbol, el Granada nos dejará fuera de la final". El primero, con la cabeza y directo a nuestra frente. En un tres contra tres aéreo, el destino [personificado en Carlos Fernández] de Garitano nos había costado el primer gol. Qué hacer. La eliminatoria, empatada. Y yo, aquí, con esta barba que no me la afeito así que continúen los días de batalla. El Athletic se nos iba. Como sin remedio. Gaizka asistía respetuoso al turno de réplica del Granada. Pero como quedaba tiempo, agitó el banquillo. Sacó a Córdoba. Retiró a Capa. Con este cambio, Gaizka Garitano estaba reconociendo, por primera vez, que se había equivocado. Que esa numantina barrera de cinco de nada te vale cuando a la puerta te está llamando todo un 'caballo de Troya'. ¡Qué miedo! "El Athletic está noqueado", comentaban por la tele, una y otra vez...

Cuando el gaditano Germán Sánchez marcó el segundo del Granada, empecé a asumir eso con lo que Garitano contaba. Se acercó el trovador a mi mesa y me dijo: "Lo más terrible se aprende enseguida / y lo hermoso nos cuesta la vida"... ¿De verdad que hacían falta 'TUS' alforjas para este viaje 'NUESTRO, entrenador Gaizka Garitano? ¿Bajar a Granada para darle al rival el turno de réplica durante todos los minutos del partido? ¡No, hombre, no!... ¡No me jodas, Garitano!"El Athletic, como en la lona", insistían por la tele... Cuando 'el Zorro' Aduriz saltó al verde, el míster del Athletic reconocía por segunda vez que no habría de ser digno de dirigir al equipo en el futuro. "Aritz, sal al campo a ver si puedes impedir esto que para catástrofe va por mi culpa, por mi culpa, por...". De repente, cuando todo parecía perdido. Cuando la suerte, del todo echada. Cuando, incluso, asumido y digerido el fracaso al que nos había arrastrado Garitano, alguien gritó gol. Y lo justificó: "El jolgorio me ha venido de la calle". ¿Gol? ¡Si ataca el Granada!... Por aquello del retardo en la imagen, nos agarrábamos a ese clavo ardiendo. Al de un gol cantado que por la tele no había llegado. Fue cuando el equipo sobrepasó la medular y se acercó al costado izquierdo que la gente se empezó a excitar. Todos a la espera de que se cumpliera una profecía: "Un gol de Yuri Berchiche nos llevará a la final"... El Granada había cometido el grave error de dejar que su rival le llegara a su aérea tocando y tocando con alegría. Era San Mames. La Catedral. Era el espíritu de la Copa el que iluminó a Mikel Vesga para que acertara con un servicio de lujo. Al corazón del área. Un poco escorado. Pero era Yuri. Esa fuerza de la naturaleza. Esa ola violenta de Zarautz en la que se recrean los ojos de Javi Clemente.

Yuri, les decía, irrumpió en él área del mismo modo en el que lo pistoleros entran en la cantina tras castigar con sus manos esas dos puertas al viento. Entre ceja y ceja, el lateral zurdo tenía meter a su equipo en la final. La rompió. La pelota; no, la final. En Portugalete, un júbilo tan intenso como breve. Estábamos en Sevilla, si, pero... Como si después de un velorio, o de un funeral, se iba retirando la gente a sus casas. 2-1. Finalistas. El 'rey de copas', más siervo que nunca. Más esclavo que jamás de un sistema tan aberrante como cobarde. De un planteamiento táctico de sonrojo. De un dejarse ir como si el Athletic fuera ese Titanic del que ya se dijo todo. O casi. Siempre habrá un día en el que a los que quieren saber toda la verdad les de por bucear. Ir nadando desde El Abra hasta la desembocadura del Guadalquivir. Acercarse a La Cartuja. Y al reparar en el banquillo del Athletic, certificar que es Garitano el que lo sigue ocupando. "Quo Vadis", Gaizka?...¿Adónde ibas, adónde has ido, adónde vas?... ¿Adónde irás cuando al Athletic le toque rendir cuentas frente a la Real Sociedad?
