¿Ultimátum a Machín?
Absolutamente decepcionante. A Pablo Machín se le ha desmoronado el equipo de forma preocupante. Nuevo ridículo a domicilio, esta vez a manos del colista. Ojo, del colista de la categoría, porque el colista de la segunda vuelta es el Sevilla. Un partido ganado en Liga de los últimos diez. La situación ha alcanzado ya la etiqueta de insostenible. El entrenador, que conquistó a todos desde el principio, acaba de tirar por la borda todos los posibles argumentos que podían defenderlo. Por más que se busque, se ha quedado sin ellos. El equipo está descosido, roto y en caída libre. Este Sevilla llegó a estar líder hace pocos meses. ¡Líder! Los jugadores que hicieron una primera vuelta soberbia siguen siendo los mismos. La acumulación de partidos lastra, las lesiones también, pero la calidad y el gen competitivo jamás debe perderse. Algo se está haciendo realmente mal para que el equipo haya perdido la intensidad, el hambre y las ganas. Solo hace falta ver cómo corren los jugadores del Huesca en cada jugada. Y los del Alavés, y los del Getafe… y los de cualquier equipo con un apetito insaciable. Es el único secreto del fútbol, el hambre voraz por ganar. Quizás sea lo que haya derrumbado el crédito de Machín. El Sevilla Fútbol Club es eso -o debe serlo-, el ansia por aspirar a todo. En todos los campos y ante cualquier rival. Este Sevilla lleva en su mochila demasiados horrores ante equipos que exhalan un hilo de vida. Demasiados. Un club con una exigencia de élite y con un presupuesto multimillonario engulle a entrenadores que no saben estar a la altura. Machín está bloqueado, superado, y difícilmente atisba tener soluciones para revivir al Sevilla. Al igual que el técnico, los jugadores son una parte muy responsable. Si no la que más. Son los que juegan, corren, defienden y marcan goles. Sin embargo, los entrenadores gestionan plantillas y tocan teclas cuando los jugadores decaen. La impasividad es el gran enemigo de un técnico, y al parecer Machín no lo ha captado. El problema de competitividad y de intensidad que acusa el Sevilla se escapa de cualquier defensa. Al club se le agota el margen de espera y el ultimátum para Machín ya resuena en las paredes de Nervión. El Sevilla ha agotado toda la ventaja que tenía en la clasificación. Con los puntos estancados y los rivales apropiándose del principal objetivo de la entidad, al Sevilla no le queda otra que empezar a plantearse seriamente tomar decisiones. Decisiones de peso. Si, en marzo. La temporada pende de un hilo y el club lo sabe.
