¿Y Llorente qué de qué?

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Collage de noticias sobre Fernando Llorente.
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Muchas veces pienso que la afición que rodea al mundo del futbol es... Detesto la falta de valores que trasmiten de generación en generación algunos bárbaros que van al fútbol como si fuera el circo romano. No soporto los aullidos de 50.000 personas insultando al unísono a un árbitro o un jugador. No aguanto el resultadismo simplista: ganar es bien, perder es mal. Odio la falta de memoria que la afición tiene cuando le vienen bien dadas. Por eso, entre todas mis fobias, la que más de irrita en Bilbao es la que se produce cada vez que la afición, bien orquestada por los medios locales; se acuerda (para mal) de Fernando Llorente. Número 12 en la clasificación de máximos goleadores HISTÓRICOS del Athletic Club. Parte de la prensa y afición local, quizás por rencor o aburrimiento, sigue demostrando una mala baba que todos reprocharíamos a nuestros hijos en colegio y se alegran continuamente del mal ajeno. ¿Qué Llorente  falla un gol cantado? Noticia. ¿Qué Shearer raja de Fernando? Columna en los diarios. ¿Qué ficha por la Juve y no juega? Seguimiento especial desde el banquillo. ¿Exagerado? No. Es real. Literal. Muy cutre. En esos medios no hubo ni rastro de los 5 títulos que ganó en Italia. No se habla de los 43 partidos que jugó en su temporada del doblete. Ni una palabra de sus 16 goles en una liga cuyo pichichi marcó 22. Nada de sus finales.  La caverna mediática bilbaína ha hecho un trabajo fino y muy efectivo. Lo han hecho tan bien, que la mayoría de los abducidos incluso piensan que estos logros no han existido. Dicen del Athletic  y su afición que es un club distinto, su filosofía, su historia y blablablá pero… ¿y sus valores? ¿No son valores el ser agradecido? ¿el desear el bien a los demás? ¿el compartir los éxitos de los que un día fueron de los nuestros? Quitémonos las caretas, aquí se ovaciona al que echamos por la puerta de atrás porque no da el nivel y nos encanta que los que se van por su propio pie, fracasen. Club y afición tienen que madurar y aprender. Tomar ejemplo de cómo otros equipos más humildes han despedido a sus jugadores más queridos: Illarra en la Real, Gotze en Dormund o Aspas en mi EuroCelta son ejemplos de cómo despedir a un jugador cuando se quiere ir… y en cómo recibirle con los brazos abiertos en su casa si decide volver. Para volver a triunfar. Es hora de pasar página, de madurar, de aprender. Crecer es aprender a despedirse.  Por Markos R. autor del Blog 'La mejor chuleta de Bilbao'

@chuletabilbao