La práctica de ejercicio físico en verano no solo es recomendable, sino que es necesaria para el buen funcionamiento del organismo tanto a corto, como a largo plazo. No obstante, esto no quita que haya que tomar una serie de medidas concretas para evitar riesgos, como por ejemplo una deshidratación, y por consiguiente, una lesión.
Y es que, "la deshidratación es uno de los enemigos invisibles del rendimiento deportivo, afectando al desempeño de la práctica deportiva y aumentando el riesgo de lesión", asegura a ElDesmarque el nutricionista deportivo Carlos Sousa.
En verano, o más bien con las altas temperaturas, la pérdida de líquidos y de electrolitos se potencia y aún más cuando se hace ejercicio físico. Dicha pérdida, "afecta negativamente a la función muscular y a la capacidad del cuerpo para regular la temperatura, lo que puede llevar a una mayor susceptibilidad a lesiones", detalla el experto.
Tal y como indica un estudio publicado en 'Medicine & Science in Sports & Exercise', "una deshidratación superior al 2% del peso corporal puede reducir el rendimiento físico y mental hasta en más de un 15-20%".
La explicación que hay detrás de esto es que cuando el organismo dispone de menos agua durante la práctica de ejercicio, múltiples funciones fisiológicas críticas se ven afectadas, como puede ser la contracción muscular, la conductividad nerviosa e, incluso, la capacidad de termorregulación, según enumera el experto en nutrición.
Experimentar dolor de cabeza intenso, mareos o visión borrosa, calambres persistentes, descoordinación o confusión, piel caliente y seca sin sudor visible, pulso acelerado o sensación de debilidad son síntomas que alertan de una deshidratación y por los que se debe interrumpir la práctica deportiva de inmediato para evitar complicaciones graves de salud.
"Entre las lesiones más frecuentes que podemos encontrar por deshidratación", Carlos Sousa enumera las siguientes:
A esta lista, el profesional también añade los golpes de calor y el fallo multiorgánico, pues "aunque no es una "lesión" clásica musculoesquelética como tal, se trata de una urgencia médica directamente relacionada con la deshidratación".
¿Una mujer tiene más riesgo a sufrir una lesión por deshidratación? La respuesta de Carlos Sousa es que "sí podría haber diferencias entre sexos" porque tienen características fisiológicas diferentes.
En el caso de las mujeres, estas diferencias "pueden aumentar su vulnerabilidad a los efectos de la deshidratación, como por ejemplo tener una menor masa corporal magra y mayor porcentaje graso, lo que altera el equilibrio hídrico", argumenta el mismo.
El ciclo menstrual también es otro factor a tener en cuenta, sobre todo la fase lútea -entre los días 16 y 24-, "ya que puede elevar la temperatura corporal y aumentar el riesgo de fatiga térmica".
Por último, la sudoración en mujeres también puede ser menor, "lo que puede reducir la capacidad de disipar calor y aumentar el riesgo de calambres, fatiga, mareos y lesiones musculares, especialmente en condiciones de calor intenso", concluye el dietista y nutricionista.