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La inusual, pero efectiva práctica de caminar hacia atrás: los beneficios del 'retro-walking'

Persona caminando por un sendero de arena (Freepik)

El hábito de ir caminando a los sitios es algo que gran parte de la población está empezando a perder, especialmente porque priorizamos el hecho de llegar antes a los sitios, utilizando algún medio de transporte, que el de la salud. A pesar de estos, los beneficios de la marcha son bien conocidos por todos.

Sumado a estas evidencias, los estudios han puesto sobre la mesa la efectividad de caminar hacia atrás. Aunque a priori puede resultar cosa de niños, la marcha retrospectiva, en inglés 'retro-walking', es verdaderamente efectiva.

El 'retro-walking' conlleva una complicación extra y es que no ves por donde vas por lo que tienes que prestar mayor atención para no chocarte con ningún obstáculo. Este primer matiz hace que mejore tanto el equilibrio como la estabilidad.

Los beneficios no son sólo terapéuticos

En un primer momento, el hecho de caminar hacia atrás resultó ser beneficioso para aliviar los dolores de afecciones como la fascitis plantar, la artrosis de rodilla o el dolor lumbar crónico. También mejora tanto el equilibrio como la velocidad de la marcha en aquellas personas con afecciones neurológicas o que sufran un ictus crónico, detalla Jack McNamara, profesor titular de Fisiología Clínica del Ejercicio, en Universidad de East London, en un artículo publicado en The Conversation.

A pesar de estos beneficios terapéuticos, el 'retro-walking' ha despertado el interés de muchos investigadores instándoles a descubrir otra serie de ventajas en la población sana.

Influye sobre los músculos y las articulaciones

La marcha retrospectiva "nos obliga a dar paso más cortos y frecuentes, mejorando la resistencia muscular de los músculos de la parte inferior de las piernas y reduciendo la carga sobre las articulaciones", explica el profesional.

Los cambios de inclinación también pueden alterar la amplitud de movimiento de las articulaciones y los músculos, así como los cambios posturales al caminar hacia atrás hacen trabajar más a los grupos musculares que sostienen la columna vertebral.

Al ir adquiriendo confianza realizando esta marcha, el fortalecimiento de los músculos interviene en el enderezamiento de la rodilla, reduciendo así el riesgo de lesión y aumentando la potencia y el rendimiento atlético.

Al igual que caminar hacia adelante conlleva un gasto energético, el hacerlo hacia atrás también e incluso aún más. Concretamente, "el gasto energético al caminar hacia atrás es casi un 40% mayor que al caminar a la misma velocidad hacia delante".

Sobre cómo iniciarse

Teniendo en cuenta la complicación extra que conlleva el hecho de camina hacia atrás, es importante empezar en un espacio sin obstáculos ni riesgos, evitando en la medida de los posible los espacios abiertos con pendientes.

Intenta hacerlo recto, es decir, sin ir girando constantemente el cuello por encima del hombre para evitar posturas que a larga pueden resultas lesivas. El paso también se debe ejecutar al contrario, empezando plantando la punta del dedo gordo del pie y acabando por el talón.

A medida que te vayas sintiendo más seguro, puedes aumentar la velocidad o si el espacio no te lo permite, hacer ese mismo movimiento pero tirando con peso progresivo.

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