El mundo de los coches deportivos eléctricos acaba de vivir un golpe sobre la mesa. El Rimac Nevera R, una bestia croata nacida para romper moldes, ha dejado atrás a gigantes como el Bugatti Chiron y el Koenigsegg Jesko. Su última hazaña: batir 24 récords de aceleración, velocidad y frenada en un solo día.
Este superdeportivo no es una simple evolución del Nevera estándar. Es una versión llevada al extremo. Con 2.107 CV, un nuevo ajuste en la vectorización del par y una aerodinámica más afinada, el Nevera R es el arma definitiva para acelerar más rápido que nadie. ¿Su especialidad? El brutal 0-400-0 km/h.
Ese dato lo dice todo: el Nevera R acelera hasta los 400 km/h y vuelve a detenerse en apenas 25,79 segundos. Es más rápido que el Jesko Absolut. También más que cualquier otro coche de producción. Y no sólo en esa cifra. Acelera de 0 a 100 km/h en 1,72 segundos, y a 300 km/h en solo 7,89 segundos. Parece sacado de una película de ciencia ficción.
Pero no es solo aceleración. También ha mejorado en recuperaciones. De 200 a 300 km/h tarda menos de 4 segundos. El cuarto de milla lo completa en 7,90 segundos. Y la milla desde parado, en 19,71 segundos. Datos que superan incluso a muchos coches de competición.
En cuanto a velocidad punta, alcanza los 431,45 km/h, el récord absoluto entre los eléctricos de producción. Aunque sigue por debajo de los 490 km/h del Chiron Super Sport, el Nevera R ofrece algo que el Bugatti no tiene: rendimiento eléctrico extremo con control absoluto. Todo ello en un coche que pesa más de 2.200 kg.
Estos son los récords que ha batido el Rimac Nevera R:
Tampoco deja indiferente la forma en cómo logra frenar. Sus sistemas de frenado regenerativo y convencionales actúan en perfecta armonía. Y a pesar de su peso, detiene sus más de 2 toneladas con una eficacia demoledora. Todos los registros han sido verificados por organismos independientes y documentados en vídeo.
Con un precio que supera los 3 millones de euros en España y una producción limitada a 40 unidades, el Nevera R no es para todos. Pero sí es el coche que ha puesto contra las cuerdas a los grandes nombres del motor. Y lo ha hecho en silencio eléctrico, pero con un estruendo de récords.