Fútbol y música... Keep me writing! (I)

El 31 de mayo, en medio de una lucha a dos en el wasap, a las 22:22, cambiando radicalmente la conversación que nos unía, le dije a Nieves...

- El 2 - Van Morrison - En La Ola Sondika - Music Legends - 2 y 3....  - Ah sí!! Disfrútalo!!! Seguro k esta genial. Ya escribirás sobre ello {dos caritas sonrientes}  - Van Morrison y muchos grupos más - Pero es música - No es deporte  - ¿Que más da???  - Se lo plantearé a Asis Martín - Además Van Morrison - Es el Leon - De Belfast  - Es un león más. Además de los de San Mamés del Athletic Club. Claro k si - Bueno. Ya se te ocurrirá algo  - Siempre sale algo, concluí.
  Diez minutos después de esta charla nocturna, con una inequívoca intención de que su sugerencia no cayera en saco roto, me bombardeó con una serie de enlaces incendiarios... "Las bandas sonoras del deporte"... "Universitario: emotivo vídeo realizado por hincha causa furor en redes". Un vídeo. Un anuncio. Un texto que así termina: "Los versos de Van Morrison, en la voz del gran Rod Stewart, me ayudan a definir con precisión meridiana de que se trata esta pasión".  "Have I told you lately that I love you" {¿Te he dicho últimamente... que te amo?}. Inserta en su disco 'Avalon Sunset' (Puesta de sol en Avalon, isla de la mitología celta). George Ivan Morrison, 'Van the Man', con esta tonada melosa, se metió en el Club donde figuran las cien mejores canciones de amor de toda la historia.   Una declaración que podría ser dirigida tanto a ese Dios que Van Morrison ha venido buscando durante toda su vida, como a esa otra diosa, de carne y hueso ella (Janet Planet, Michelle Roca) de la que sabe la tira el pequeño 'cowoy' irlandés. Desde que la escuche por primera vez, la voz y el piano me persiguen para desbaratarme emocionalmente.   Me sucedió el 2 de junio en La Ola. Me acaba de suceder ahora. Y, sin duda, le sucede a Paco García Caridad; no en vano escogió esta joya para utilizarla como careta de su programa de Radio Marca. Fútbol y Música. Música y fútbol. Dos bellas artes sin las que uno, lo confieso, no podría vivir....  En 1981, Hugh Hudson dirigió 'Chariots of Fire' [Carros de Fuego], una sobrecogedora película en la que se mezcla el drama y el deporte a fin de recrear la preparación de los atletas británicos de cara a los Juegos Olímpicos de París-1924.

Si tratamos de rememorar retazos de aquella cinefila historia, es más que probable que a la mente nos llegue música, y no imágenes. Musica. La banda sonora compuesta por el fantástico Vangelis, un compositor griego que supo entender perfectamente que cuando la música y el deporte (atletismo en este caso) viajan por la pantalla en fastuoso maridaje, al espectador no le queda otra que emocionarse hasta el extremo.   Música y deporte. Música y fútbol: una pareja que, si congenia, te puede llevar al séptimo cielo. Que el fútbol engendra literatura sabido es. Basta reparar en tantos escritores consagrados para entender cómo, a resultas de un balón de reglamento, surge el relato, el cuento, Eduardo Galeano se fue con el, con el cuento ['El fútbol a sol y sombra'] en su último y definitivo viaje.  He nacido. Muerto. Renacido muchas veces. La última aparición en escena que recuerdo con intensidad acaeció en 2005. En los finales de aquella primavera que me hizo enloquecer, el Portu, de la mano de Javi Glez Etxebarria, se aupo a la Segunda B. Crónica al canto. Como no recuperar las crónicas del Portu que yo escribía. Como no glosar aquella gesta. Como no titularla.
Como: 'MAGIC TIME'. Tiempo mágico. El mismo título que Van Morrison había seleccionado para su último trabajo. 'Magic Time', la canción que le daba título. 'Stranded', 'The Lyon this time'. Y, elevándose por encima de todas las canciones, 'Celtic New Year', Nuevo año celta:  "Regresa a casa, para estar juntos y así celebrar el comienzo del nuevo año celta".  Como la escritura se lee y no se oye, les invito a la escucha de esta joya. Cuando le veo y me inundan su voz y su música, mi memoria retrocede violenta al 'MAGIC TIME' de La Florida. Jolgorio y alegría. A esa comida de homenaje en La Canilla. Xabier Murua, maestro de ceremonia desde las alturas del tablado.   A Marta Marrodan, hija menor de mi querido amigo Mario Angel, poeta jarrillero y universal que causa baja en el banquete, la tengo controlada. Me sorprende la ausencia del bardo portugalujo. Pero no me alarma: si Marta esta, no hay cuidado; estará de gira el vate....  Habiendo puesto el punto final a tan magna crónica, ascendía yo la calle del Medio. Y al ganar la plaza del Cristo: a la izquierda, la farmacia de los enamorados; a la derecha, la pared de los jarrilleros muertos, mi cuerpo se venció hasta el muro del edificio. Como si una fuerza extraña me manejara, mis ojos se clavaron en una de las muchas esquelas adheridas al mármol.
  Y lo que vi no me gustó. No me gustó nada. No tuve necesidad de atacar el texto para hacerme conocedor del fallecimiento de Marrodan: su rostro me bastaba. Impactado. Como ido. Preso de lo más terrible. Erguido  pero inerte. La inercia termino decidiendo por mi. Ojillo arriba. Dando tumbos. Obligado a redactar un prólogo que habría de ensuciar de barbarie una crónica tan maravillosa. El título, sin embargo, no lo altere: 'MAGIC TIME', sí, tiempo mágico, a pesar de la muerte de uno de los jarrilleros más ilustres que ha parido esta Noble Villa.  Acabadas sus labores de profesora de infantes, nos bajamos al moro para penetrar la Alpujarra granadina, para hollar el Mulhacen, para empaparnos del olor de los jamones que en Trevelez el aire fresco orea. En la subida al pico del que se dice que es cripta, mausoleo de aquel califa nazari que murió de amor, conocimos a Javier Santxo Elizalde, un navarro grande que al de no mucho falleceria en su refugio de Auritz-Burguete, casa que yo había habitado como invitado de honor.   Otra muerte más en aquel segundo lustro de rosas y vinagre. Luego de bañar nuestras penas y alegrías en la playa de los Genoveses (Cabo de Gata), regresamos a casa y de inmediato me puse a la tarea. Cuaderno de viajes: 'MAGIC MOUNTAINE'. Van Morrison, su Celtic New Year, me seguía persiguiendo, y en mis descuidos me atrapaba para obligarme a escuchar aquella pieza estremecedora....  Con motivo del articulo, dividido en dos 'tiempos', en homenaje al genial futbolista irlandés George Best, me topé con dos 'youtube'. En el primero (2000 - Kelly's Sow), un canal televisivo de Belfast aprovechaba la presentación de 'YOU WIN AGAIN' (un mano a mano entre Van y Linda Gail Lewis) para rendirle tributo a George Best.   En el segundo (2005), se recogía parte de un programa televisivo en el que Van Morrison y George Best (amigos y mutuamente admiradores) compartían estudio en lo que era un sentido homenaje al 'Belfast's boy' en su lenta, tortuosa y definitiva  carrera hacia el ocaso terreno. En ese programa, que a su vez servía de presentación a la audiencia del último trabajo de estudio del Leon de Belfast, 'MAGIC TIME', Van Morrison le cantaba a su amigo: 'Celtic New year'.
  El fútbol de Best y la música de Morrison, unidas, hasta que la muerte del fenómeno del United (25-11-2005) soterrara las canciones de Van the Man. En la tierra. Bajo ella. Y en los cielos.  Santiago Segurola, extraordinario escritor de crónicas deportivas, malgastado en su papel de orador de Bein Sports, añorado por mí desde que lo empece a conocer como periodista en aquella Gaceta renovada, cuando se le pregunta sobre dos álbumes de Van Morrison, que se moje y escoja entre "Days Lik This" y "The Healing Game", no duda y responde, "Days like this".   "Days like this", portada y canción, es un tema recurrente en todos los conciertos del irlandés. Críticos en tropel, a la hora del balance post-funcion, se preguntan acerca de la inclusión sempiterna de esta, por otra parte, sublime canción por parte del músico irlandés. Dedicada a su madre. Siempre. Más ahora que su mama le falta desde hace un año y algo más...  "Cuando no esté lloviendo / Cuando no haya nadie quejandose / cuando todo se pone en su sitio/ cuando no tienes que preocuparte / cuando nadie tiene prisa/  cuando no eres traicionado por el viejo beso de Judas/ cuando no necesitas una respuesta/ cuando no conoces a ningún oportunista/ cuando nadie se cuela en mis sueños/ cuando la gente entiende lo que le digo / Habrá  días como este/ Bien...mi madre me dijo que habrá días como este"...  "DIAS COMO ESTE" me sirvió para darle título a la crónica del último partido que Ezequiel Loza dirigió al Portu en su feudo de La Florida, presagio de la traición que, una jornada después,  acabaría con su vida a orillas del río Ebro, cerquita de Zaragoza capital.

Antes, había escrito y titulado 'STRANDED', Varado, una sensación de abandono y pesadumbre. "El sitio de mi recreo", cantaba Antonio Vega, y Miguel Bosé se refugiaba, porque confesaba sentirse indefenso, en el pecho del que un día vio a 'La chica de ayer'...
Un artículo para ElDesmarque Bizkaia de Luis María Pérez 'Kuitxi'. Periodista, montañero y exfutbolista del Club Portugalete