El Citroën menos bonito es una ganga
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Un diseño diferente pero atractivo
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Citroën tiene un 'todo en uno'
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Citroën baja el precio del modelo más bonito
El Citroën C4 X se presenta como una de las propuestas más singulares del segmento compacto, combinando rasgos de berlina, crossover y fastback en un formato que prioriza la funcionalidad por encima del impacto visual. Su diseño, menos llamativo que el de otros modelos de la marca, esconde un enfoque claramente práctico y una relación calidad-precio difícil de igualar.
A nivel estético, el C4 X se aleja de los códigos más habituales del mercado, con una silueta alargada que busca maximizar el espacio interior y la capacidad del maletero. No es un coche que apueste por una imagen emocional o deportiva, pero esa sobriedad le permite ofrecer una propuesta centrada en la utilidad sin artificios innecesarios. En este sentido, lo destacable en este caso es su apuesta por un diseño funcional que, aunque menos vistoso, responde a un planteamiento racional.
El precio es uno de sus grandes argumentos. La gama arranca por debajo de los 22.000 euros en versiones con equipamiento correcto y mecánicas eficientes, lo que lo sitúa por debajo de la mayoría de rivales directos. Esta diferencia lo convierte en una alternativa real para quienes buscan un coche amplio, versátil y con un coste de adquisición contenido, sin renunciar a una configuración moderna.
Espacio, confort y eficiencia sin estridencias
En términos de habitabilidad, el Citroën C4 X destaca con un maletero de 510 litros, una cifra que supera ampliamente la media del segmento. Su carrocería permite además una buena accesibilidad y una segunda fila espaciosa, lo que refuerza su carácter familiar o polivalente. La suspensión, con un tarado orientado al confort, filtra bien las irregularidades y aporta una conducción suave, especialmente en entornos urbanos y desplazamientos largos.
Las opciones mecánicas incluyen motores térmicos, microhíbridos y versiones eléctricas, cubriendo así una gama amplia de necesidades. Sin aspiraciones deportivas, su comportamiento es neutro y fácil de conducir, priorizando la comodidad y la eficiencia frente a la precisión o el dinamismo.
Por todo ello, el C4 X se convierte en una especie de rara avis dentro de su categoría: no busca ser el más llamativo ni el más avanzado tecnológicamente, pero sí el más sensato en términos de espacio, precio y utilidad. Un coche menos bonito, quizás, pero rotundamente eficaz en su propósito.