Yo vi jugar a Aritz Aduriz

Como el buen vino, Aduriz mejora con los años.

El pasado lunes recibía el Trofeo Zarra, un galardón que lo define. Aritz es el gol.  Un depredador que hoy cumple 35 primaveras. Y su receta es simple. Combina una genética privilegiada con un olfato afinado a través de la experiencia y el trabajo. “El gol se va aprendiendo.
Algunos lo tienen innato, pero yo creo que se aprende”, declaró en una ocasión. En ese sentido es un alumno muy aplicado. Su secreto también es evidente. Diversión, el del Antiguo sigue siendo un niño con la pelota en los pies.
Ambición, siempre quiere más, una diana más, y ya suma 110 como léon, más de 200 como futbolista. Orgullo, la obsesión por los detalles más leves le em-pujan a no fallar en aspectos como control, pase o movimiento. Son los tres pilares del dorsal 20. Un 'killer' con mayúsculas.  
Sus números, notables, hablan de una mejora constante. Pero al margen de su brutal capacidad realizadora, existen otros detalles que han calado en la Catedral. Perseverancia tras dos salidas de Lezama por la puerta de atrás. Y amor incondicional a unos colores que no siempre le fueron fieles.
Aduriz pasará a la historia del Athletic Club y a mis hijos les contaré, orgulloso, que lo vi jugar. Que San Mamés lo bendiga si no lo ha hecho ya. Zorionak, Adu.    
Por Jagoba Tirado, periodista de 'El nervión'

@MrLobo01