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Como si el tiempo no hubiera pasado
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Como si el tiempo no hubiera pasado

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Dani Herrera

Esta historia comienza el 23 de noviembre de 2003. El euro apenas llevaba un año siendo la moneda oficial de España, la Casa Real anunciaba que Felipe, por aquel entonces Príncipe de Asturias, y la periodista Letizia Ortiz se iban a casar y en el fútbol español el Dépor y el Valencia peleaban por un título de Liga que acabarían conquistando los chés.

Pero este relato en particular tiene su punto de partida en Barcelona. Este que escribe era un niño de apenas ocho años cuando vio correr por primera vez a un chaval, nervioso perdio y con el ‘31’ a la espalda, la banda de Montjuïc con una camiseta carmesí. No recordaba ni su nombre, era un canterano más que presentaba al mundo Joaquín Caparrós en un Sevilla lejos de la élite. Además, los hispalenses caían derrotados ante el Espanyol por la mínima. Un partido que parecía que quedaría en el olvido con el paso de los años.

Debut de Jesús Navas con el primer equipo del Sevilla en Montjuïc.
Debut de Jesús Navas con el primer equipo del Sevilla en Montjuïc.

Iba creciendo e iba viendo como ese chaval se asentaba en el primer equipo. Poco a poco, sin hacer ruido. Hasta hacerse el dueño de la banda derecha de Nervión. Y con él, comenzaron a llegar los éxitos. El primer título tras más de cinco décadas de sequía para delirio del sevillismo. Y después otro. Y otro. Y otro. Y otro. Y en todos ellos, con él como protagonista. Dentro del campo honraba el escudo como cualquier sevillista lo haría, pero fuera de él seguía sin alzar la voz. Solo hablaba donde tenía hacerlo.

Sus grandes temporadas en el Sevilla le permitieron disfrutar junto a una generación única en el fútbol español, la que escribió las letras más doradas de su historia aquel 11 de julio de 2010 en Sudáfrica. Un campeón del mundo criado en la carretera de Utrera. ¿Cómo no te ibas a alegrar de sus triunfos?

Jesús Navas besa la copa del Mundo que conquistó en 2010.
Jesús Navas besa la copa del Mundo que conquistó en 2010.

Y llegó el momento de decirle ‘hasta pronto’, porque todos los que vimos cómo se despedía esmorecido y rodeado de títulos de un Sevilla necesitado económicamente, sabíamos que tarde o temprano iba a regresar. Partió hacía la fría y lluviosa Inglaterra para seguir ganando. Y en cuanto el Sevilla pudo permitírselo, ya estaba de nuevo corriendo la banda del Sánchez-Pizjuán. Uno siempre vuelve al lugar donde fue feliz, el tópico convertido en realidad.

Quizás, el que no lo conociera podía pensar que volvía a su casa para ‘retirarse’, pero él ya se encargó de disipar todas las dudas de los más pesimistas de golpe y porrazo. Su gente, la que siente como él, sabía que había regresado a Nervión para hacer aún más grande a su Sevilla. Y vaya si lo hizo. No paró hasta levantar una Europa League como capitán del club. Pero llegó Rakitic, que le suplicó levantar una copa junto a él, codo con codo. Y a él no le quedó más remedio que cumplir sus deseos en Budapest.

Navas y Rakitic, tras vencer a la Juventus (Foto: Kiko Hurtado).
Navas y Rakitic, tras vencer a la Juventus (Foto: Kiko Hurtado).

Y llegamos al 23 de noviembre de 2023. Ese niño que debutaba con el dorsal '31' ahora lleva el '16', honrando la memoria de su amigo. Tiene 38 años, es el jugador con más partidos en la historia del Sevilla, el jugador con más títulos en la historia del club y el estadio donde echó los dientes luce orgulloso su nombre y su apellido. Cualquier otro hubiera colgado las botas hace varias temporadas, pero él sigue teniendo la misma ambición con la que pisó el césped aquella mágica tarde en Montjuïc. Como si el tiempo no hubiera pasado, como si 20 años no fueran nada.

Una verdad universal es que todas las historias tienen un final. Hasta las más bonitas jamás contadas. Algún día, imagino que más pronto que tarde, leeremos el último capítulo de este libro que nunca quisiéramos que se terminara. Ese día, llorará el fútbol. Pero mientras tanto, seguiremos disfrutando con su duende como lo llevamos haciendo dos décadas.

Cayendo en la redundancia, las historias siempre tienen un punto y final, pero los recuerdos son los que se quedan en la memoria para la eternidad. Pasarán los años, y con ellos cientos de jugadores vestirán la camiseta del Sevilla Fútbol Club, pero si hay una cosa que tengo clara es que algún día le contaré a mis nietos que vi jugar al mejor futbolista que se ha visto por Nervión en más de 130 años de historia y que se llama Don Jesús Navas González.

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  1. yop

    recuerdo su debut y sus primeros partidos, me impresionó, decía que parecía que jugaba en una nube, algo diferente. supe desde el primer momento que llegaría muy lejos , pero no tanto. siempre será recordado por su humildad y trabajo, y ser por ahora el único jugador que l tiene todo.

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