Qué bueno es Neuer

Corría el minuto 87 de la final de la Supercopa de Europa. Y corría Youssef En-Nesyri hacia la portería de Manuel Neuer. Hacia la gloria. Se detuvo el tiempo entonces para el delantero del Sevilla FC y para el guardameta del Bayern. Un mano a mano que pudo cambiar el lugar de residencia de la copa. El duelo lo perdió el sevillista. Fue entonces cuando las dudas sobre el fichaje de En-Nesyri, por precio y fallos, se dispararon. A los furibundos se les salían los ojos. El razonamiento (?) de que costando 20 millones no se puede fallar un mano a mano contra el mejor portero del mundo en esas lides se introducía en todas las conversaciones.

El debate era tal, aderezado con algunos partidos rarunos del jugador, que incluso los habitualmente calmados y dispuestos a conceder tiempo al tiempo empezamos a dudar. Aunque desde la lógica, faltaría más. Casi cuatro meses después, En-Nesyri ha mandado a más gente bajo tierra que un alud. No habrá paz para los malvados, dispuestos siempre a no rectificar ni a base de goles. Doce lleva el delantero fichado por Monchi, cuyo aval debería haber bastado ya de por sí a los amigos de lo inmediato. Seis hizo en los tres ratos mal contados que jugó la pasada campaña, con De Jong quitándole muchos minutos.

El término medio que nos empujó a muchos hacia la duda razonable es ahora el que de nuevo hay que aplicar para no convertir al marroquí, aquella víctima de Neuer, en la reencarnación de Cristiano Ronaldo. En-Nesyri se sigue llamando Youssef y Youssef sigue apellidando En-Nesyri. Su imponente físico es decisivo en los contragolpes, la presión al rival y en los saltos. Pero también es clave en el buen funcionamiento del sistema defensivo: hasta por tres zonas del campo diferentes, además del área en los córneres, achicó agua el delantero ante la Real Sociedad.

Sigue pareciendo, a veces, que conduce un balón de rugby en lugar de uno esférico, pero sigue marcando más que fallando. Se ha ganado a pulso no sólo la titularidad, sino la fe de todos y el perdón de muchos. De aquellos que siguen cayendo en los brazos de la inmediatez en sus análisis. Negro, blanco o gris. En-Nesyri es como es.

Volverá a fallar. Y a veces lo hará estrepitosamente, factor decisivo a la hora de manchar y hasta tapar sus virtudes. Pero los goles y los buenos partidos (no hace falta marcar para hacer una actuación notable) no sólo lo elevan a él mismo a las alturas. Su temporada es un triplete en sí misma. En-Nesyri vale hoy mucho más que en septiembre y con seguridad más de 20 millones. Monchi va a sufrir, si es que no lo ha hecho ya, una sobredosis de crédito. Y Neuer ahora es muchísimo mejor portero que en septiembre. Y eso que ya lo era: corría el minuto 87 de la Supercopa de Europa y Neuer le hizo un paradón antológico a En-Nesyri.