Un señor equipo, un señor punto

Es verdad que el Sevilla hace tiempo que no gana en el Camp Nou, hace 17 años, pero la verdadera realidad es que el conjunto de Julen Lopetegui ha plantado cara, ha superado por momentos y ha frenado al Barcelona, que venía revolucionado con dos victorias y una imagen renovada en sus dos primeras jornadas. El Sevilla completó un gran encuentro, se mantiene invicto, desde Febrero, y hasta tuvo oportunidad de darle alguna puntilla al Barça si hubiera tenido algo más de precisión en su línea más avanzada. De hecho, se adelantó en el marcador y se vio empatado por un error y mala fortuna de Navas y luego, salvo un par de acciones, no sufrió realmente en defensa.

El Sevilla es un señor equipo, y lo demuestra en estos grandes partidos ante rivales estratosféricos, en lo futbolístico y en lo presupuestario. Un señor equipo con un señor entrenador, que planteó un magnífico plan para secar al Barcelona, a sus estrellas, emergentes (Coutinho, Fati) y tradicionales (Messi). Achicó el campo, ahogó al Barça y luego no rehuyó la pelota ni el ataque. Ahí, en espacios cortos de cara, y espacios largos a la espalda, lució de nuevo la magnífica defensa sevillista. Magnífica defensa individual y colectiva, de los zagueros y del resto del equipo. Todos los futbolistas que lucen el escudo del Sevilla corren hasta la extenuación, presionan hasta el límite, corren como nadie. Y eso incomodó mucho al Barça. Ninguno de sus jugadores tuvo tranquilidad en zonas peligrosas para jugar, para combinar, para tocar. Luego, fue valiente. Durante todo el encuentro fue a buscar con la presión al rival, hasta el mismísimo Neto, al que presionaron los sevillistas como uno más.

Con esas dos combinaciones, y la ejecución de sus jugadores del plan de Julen, el equipo hispalense logró adelantarse en un periodo del partido en el que fue mejor que el Barça, para luego verse empatado a las primeras de cambio en una jugada desafortunada. Pero en ningún momento el Barça pudo sentirse cómodo. Para muestra, unos cambios. Koeman retiró a las primeras de cambio tras el descanso a Ansu Fati y Griezmann.

Mención especial en un gran partido colectivo merecen de nuevo los centrales, Koundé y Diego Carlos, y Fernando. Fueron los principales responsables de que el Barça no combinara por dentro, que se sintieran sus jugadores atosigados. Su velocidad a la espalda, su anticipación, su contundencia en el cruce, su juego aéreo... el Sevilla tiene un triángulo que es la Santísima Trinidad de la seguridad.

Luego el resto del equipo acompañó. Excelente De Jong, no solo por el gol sino por su criterio con la pelota de espaldas. Bien Rakitic, haciendo un partido sacrificado y además inteligente, aunque aún le falte una chispa para aportar más en ataque.

Y quizás lo que le faltó al Sevilla fue que esta vez los cambios no mejoraron al equipo. Con el encuentro igualado, algo latente y monótono, porque el Barça no podía con el equipo hispalense, ni Munir ni En-Nesyri ni Óliver... ni Carlos a la postre dieron claridad en ataque al conjunto sevillista. Quizás con algo más de claridad y precisión arriba, el Sevilla sí que pudo dar el susto de verdad en el Camp Nou, el zarpazo. Eso fue lo que le faltó al conjunto de Lopetegui en un partido y un planteamiento completísimo, que quizás mereciera más premio.

Pero por el momento, el premio es la competitividad. El Sevilla se atraganta a cualquier rival, incómoda a los más grandes, hasta el punto incluso de ser capaz de echar pulsos de tú a tú para ganar los partidos.

En resumidas cuentas, el Sevilla es un Señor equipo.