El segundo escalón del clásico verano sevillista
Estos son los veranos del Sevilla FC. En una ciudad donde sobrevivir a los meses estivales es digno de superhéroes, en Nervión se ha hecho costumbre convertirse en clásico lugar de veraneo. Entre los retiros de las cercanas y magníficas playas andaluzas, siempre hay algún que otro día en el que hay que regresar al Ramón Sánchez-Pizjuán.
El estadio sevillista abrirá sus puertas por segunda vez de forma oficial cuando ni siquiera agosto ha cumplido sus dos primeros días, con un segundo escalón estival que habrá de terminar de subirlo después del tercero. En cristiano, una eliminatoria europea ante el Zalgiris Vilnius salpicada por la final de la Supercopa de España del domingo en Tánger y ante el FC Barcelona.
¿Qué es más importante, llegar a la fase de grupos de la Europa League –sin sustos- o conseguir un nuevo título? Cada sevillista tendrá una respuesta y una motivación, pero lo cierto es que en el club no puede haber otro mensaje que el de ir a por las dos.
Eso es lo que asegura y argumenta Pablo Machín, aunque es cierto que la a priori poca entidad del Zalgiris invita a que los que mejor estén ‘descansen’ lo posible de cara a la cita de Tánger. Eso sí, no hay que perder de vista que el estadio de los lituanos es de césped artificial, así que más valdría al Sevilla dejar la eliminatoria medianamente encarrilada ante los suyos como ya hizo ante el Ujpest.
Para el once inicial parece casi segura la presencia de Vaclik, ya que Sergio Rico podría estar ante sus últimas horas como sevillista. Se esperan además lo debuts de Gnagnon y Amadou en partido oficial, así como el regreso de Aleix Vidal a la que fue su casa, pues ha entrado de última hora en la lista de la UEFA para la Q3.
Enfrente, un equipo que viene de un fútbol débil, el lituano, que ve como el baloncesto es el deporte rey de su país. Los de Vilna llegan tras eliminar al Klaksvík de Islas Feroe y al Vaduz de Liechtenstein. Con la liga iniciada y en lucha por el liderato, su plantilla está formada por mayoría de jugadores lituanos, aunque algunos como el brasileño Marquinhos Carioca, el francés Jeremy Manzorro o el senegalés Mamadou Mbodj le dan algo de exotismo al equipo entrenado por Valdas Urbonas, que no se ha visto en otra igual y sueña con dar un zarpazo que le coloque en el mapa del balompié continental.
Con estos ingredientes llega el Sevilla al segundo y penúltimo escalón de cara a la fase de grupos de la Europa League. O el segundo paso hasta la final de Bakú. Todo depende del optimismo de cada sevillista teniendo en cuenta cómo marcha el verano, aunque ahora lo que toca es únicamente eliminar al Zalgiris, a ser posible por la vía rápida, para empezar a pensar en tocar plata.
