Más de lo mismo, pero más abajo (2-0)
Real Sociedad | 2 | 0 | Sevilla FC |
Sevilla FC: Palop; Coke, Cala, Fazio, Fernando Navarro; Reyes (Luna, m. 79), Campaña (Rakitic, m. 70), Trochowski; Jesús Navas, Negredo, Manu del Moral (Kanouté, m. 70).
Evidentemente, en apenas seis días en el banquillo, Míchel poco ha podido cambiar en un equipo desasotroso. Pero ciertamente se esperaba más reacción dentro del campo de los futbolistas, incluso más reacción desde dentro que desde la banda. Pero no existió. Los sevillistas no tienen sangre en las venas, salvo excepciones. No son agresivos, no presionan, no atosigan, y atrás son frágiles, blandos, permisivos. El cóctel es explosivo, para mal. Es una máquina de perder partidos el conjunto nervionense, que apenas ha hecho cosquillas a una floja Real Sociedad.
Lo que cambió Míchel, además, tampoco funcionó. Quizás tenga que ser más trabajado, pero el nuevo centro del campo no dio resultado, ni individual ni colectivamente. Campaña, Trochowski y Reyes ocuparon mal los espacios. El canterano estuvo blando para ser el ancla del equipo, el alemán no estuvo, y el utrerano estuvo individualista y no comprendió en ningún momento ni su posición ni el partido. Resultado, ninguna creación. Solo creó peligro el Sevilla en contadas ocasiones y merced a Jesús Navas, el único, quizás junto a Palop, que se salva de la quema del partidito sevillista.
La segunda parte fue más de lo mismo, con la diferencia de que al avanzar metros el Sevilla, al irse algo más arriba, a raíz sobre todo del primer gol, las carencias se vieron más aún. Ese primer tanto llegó de nuevo en un mal balance defensivo y fruto de la debilidad aérea de Coke. Siendo un defensa, es necesaria más contundencia. Y es reincidente. El segundo gol llegó en una contra, eso que consiste en sorprender al rival y que desconoce el conjunto de Míchel, antes de Marcelino. Ese tanto del buen Rubén Pardo (enorme partido el del chaval) mató a los nervionenses, que ni antes habían creado peligro ni entonces lo crearon realmente. El Sevilla, a arreones, con Kanouté y Rakitic en el campo, se acercó algo más al área rival, pero realmente no creó peligro por sí mismo.
El Sevilla es un desastre, no gana, no juega, no pelea. No tiene argumentos ni orgullo. Y por eso está inmerso en un grupo de equipos que a estas alturas de temporada lo que hacen es mirar para abajo. Quizás sea lo más sensato visto lo visto.