Víctor y el Dépor, enemigos íntimos
El Real Zaragoza recibe el sábado al Deportivo de La Coruña, un encuentro que debe servir al equipo aragonés para acercarse más si cabe a la permanencia. No será fácil pues enfrente tendrá un rival que se juega las posiciones de privilegio y que históricamente ha supuesto un escollo en las aspiraciones de los aragoneses, incluso en la más brillante de las etapas con Víctor Fernández en el banquillo.
Porque la historia de ambos conjuntos va de la mano durante las últimas décadas. Lo sabe bien el técnico aragonés, que tiene en el equipo gallego uno de sus grandes enemigos. Es así porque en su primera etapa como técnico, en el Real Zaragoza, el Dépor mutó en “super-Dépor”. En las mismas dos temporadas que el equipo aragonés logró alzar los títulos de Copa y Recopa, el equipo entonces dirigido por Arsenio Iglesias –también con pasado blanquillo–, escalaba hasta la segunda plaza en Liga, logrando también un título copero, el de 1995. Una rivalidad que acabó por cristalizar en la siguiente campaña, la 1995/96, en la que el conjunto coruñés apeó de la Recopa a los aragoneses en cuartos de final.
Tras pasar por Tenerife, el destino de Víctor Fernández volvió a cruzarse con el Deportivo. Ahora desde su vecino y principal rival en tierras gallegas, el Celta de Vigo. Con los celestes, el técnico aragonés volvió a deslumbrar con su fútbol y volvió a competir de tú a tú con el conjunto coruñés. En su primera temporada acabó en 5ª posición, con el Dépor 6º. Durante las siguientes temporadas no se apearía nunca de posiciones europeas, pero su rival volvía ser superlativo, tanto como para alzar el título liguero en la campaña 1999/2000. Cuatro temporadas que dejaron derbis gallegos para la historia entre dos equipos de máximo nivel.
Pero también supo el entrenador aragonés lo que es vivir el partido de máxima rivalidad regional desde el otro lado. Durante una temporada, la última antes de su vuelta al Real Zaragoza en esta etapa, dirigió al Deportivo de La Coruña. Fue en la temporada 2014/15, en la que los gallegos lograron salvarse tras destituir al actual técnico blanquillo tras la jornada 38, cuando se mantenía a dos puntos del descenso.
Ahora, aquella rivalidad histórica parece haber quedado aparcada ante la diferencia de los objetivos que marcan el presente de ambos conjuntos, pero el sábado, en La Romareda, el partido volverá a traer los viejos recuerdos y la competencia, pues los dos equipos se juegan buena parte de su más inmediato futuro.
