Quique, el pichichi llega a La Romareda
El próximo fin de semana el Real Zaragoza recibirá la visita del Deportivo de La Coruña en el estadio municipal de La Romareda. Un partido en el que los aragoneses tratarán de certificar de forma casi definitiva la permanencia ante un rival que busca volver a puestos de privilegio. Para ganar en la capital del Ebro, los gallegos cuentan con Quique, el pichichi de la competición y toda una amenaza para los blanquillos.
El delantero vallisoletano está volviendo a ser el goleador que mostró en temporadas anteriores después de un mal año en Osasuna. Criado en las inferiores del Valladolid y tras una temporada a préstamo en la UD Logroñés, su explosión llegó en el Guadalajara, en 2ªB, donde fue capaz de anotar 24 goles. Un registro que le valió para fichar por el Almería, un primera en el que apenas tuvo oportunidades antes de salir rumbo a Santander. Con el equipo andaluz en Segunda, comenzó a ganarse fama en la categoría de plata en dos temporadas en las que lideró el ataque almeriense con 15 y 16 goles respectivamente. La pasada campaña, con el equipo navarro, apenas pudo anotar 4 tantos con un equipo favorito al ascenso, lo que provocó su salida al Dépor, otro conjunto con el deseo de volver a la máxima categoría.
Esta temporada, Quique ha vuelto a mostrarse como el goleador eficaz que se vio en Almería y acumula ya 15 tantos, los mismos que Enric Gallego, que abandonó la competición rumbo a LaLiga Santander en el mercado de invierno. Aunque no sean unos números abrumadores, el delantero es la principal amenaza del equipo gallego y ya sabe lo que es marcarle al Real Zaragoza, como hizo en la primera vuelta en Riazor. No era la primera vez, de hecho ya lo había logrado con el Almería, tanto en la campaña 2015/16, en la victoria de los blanquillos por 3-2 en La Romareda como la campaña siguiente, la 2016/17, en la que marcó en ambos partidos, el 2-1 en Zaragoza y el 2-2 en tierras andaluzas.
Un goleador de nivel del que tendrá que estar muy pendiente la zaga blanquilla para tratar de secarlo, como ya consiguieran con Enric Gallego en su visita a La Romareda.
