El Getafe ahonda en las carencias del Pucela

Justa derrota por 2-0 y mala imagen ofrecida por el Real Valladolid en su visita al Getafe CF. A pesar de que se mantuvo en partido en la primera media hora, el conjunto pucelano terminó convirtiéndose en un equipo vulgar tras recibir el primer revés, mostrando debilidades en todas las líneas.

Varios cambios

Con hasta cinco novedades en la alineación y revolución en los costados, tanto en ataque como en defensa, el Pucela proponía de inicio varios cambios con el innegociable 1-4-4-2 como dibujo sobre el terreno de juego.

El ritmo por parte de los dos equipos no era demasiado alto y ambos se tanteaban en el comienzo. Los de Pepe Bordalás intentaban tímidamente percutir por banda. Marc Cucurella probaba la titularidad de Pedro Porro por un lado y Fede Barba se hipotecaba para el resto del partido con una tempranera tarjeta en el otro. Por su parte, los pucelanos se aprovechaban de los errores de un impreciso rival para acercarse a los dominios getafenses por medio de Sergi Guardiola, que volvía a estar lento para rematar un balón controlado dentro del área, y de Sandro Ramírez, al que se le anulaba un gol por fuera de juego tras un buen robo.

Los de Sergio González, bien ordenados, se encontraban cómodos sobre el césped y apenas sufrían atrás. Eso sí, cada vez les duraba menos la pelota en su poder y estaban más metidos en su propio campo, con Joaquín Fernández y los defensas como principales armas a la hora de recuperar.

El partido pasaba a atravesar unos minutos de adormecimiento generalizado que sólo perturbaban las amarillas de Antonio Miguel Mateu Lahoz y los consiguientes balones parados. En uno de ellos, Sandro Ramírez estaba a punto de sorprender de falta directa, pero David Soria despejaba el tiro con una buena mano.

Primer revés

Era la antesala del 1-0. El árbitro valenciano, que ya llevaba mostradas cuatro cartulinas, perdonaba la segunda y la correspondiente expulsión a Cucurella. El mismo jugador que aprovechaba una indecisión de Kiko Olivas y Pedro Porro dentro del área casi a continuación para reventar a las mallas una dejada atrás de un Jorge Molina vencedor en la pugna por el esférico.

Al contrario de lo que se podía pensar, el gol, en vez de despertar a los visitantes encendía a los madrileños, que, de ahí al descanso trataban de aprovecharse de las dudas defensivas que empezaban a mostrar sus contrincantes.

Inoperancia total

Con un tanto de desventaja, el Real Valladolid regresaba al terreno de juego todavía aturdido y sin visos de contrarrestarlo con ningún tipo de reacción. De hecho, estaba cerca de recibir el segundo en un córner que remataba al palo Leandro Cabrera.

Sergio movía el banquillo sustituyendo a Míchel Herrero y Waldo Rubio y metiendo en el césped a Rubén Alcaraz. También entraba Enes Ünal, situándose Sandro Ramírez en la izquierda para jugar con todos sus puntas. Pero nada cambiaba. La movilidad del turco permitía al menos llegar al área rival con más asiduidad, pero el equipo se veía incapaz de poner en apuros la meta azulona.

El entrenador barcelonés no tardaba en tirar de Pablo Hervías en el tramo final para retirar al canario y buscar mayor peligro en bandas pasando a Óscar Plano a la izquierda. Sin embargo, el Pucela llegaba aún menos y terminaba encajando el segundo tanto tras una cadena de errores como hacía tiempo no se veía. Fede Barba estaba muy blando y Joaquín Fernández y Rubén Alcaraz dejaban centrar a Jaime Mata. Para colmo, ni Jordi Masip ni Pedro Porro estaban acertados y Ángel Rodríguez, que ya había avisado tras entrar, hacía el segundo de cabeza a placer.

Era la justa sentencia para un inoperante Real Valladolid que acumula así una jornada más, la quinta consecutiva, sin ver puerta, volviendo a mostrar sus carencias tanto en ataque como, esta vez, también en la retaguardia.