Ratón evita otra victoria

La undécima jornada dejaba un importante "cruce de caminos" en el Nuevo Estadio José Zorrilla. Mientras el Real Valladolid, tras tres victorias consecutivas, debía seguir sumando para usar el partido como es trampolín hacía la ilusión, el Real Zaragoza debía agarrar el flotador que le arrojaba la categoría tras una dinámica complicada tras dos puntos de 15 posibles. El partido, con Pulido Santana el mando, se vislumbraba con un duelo vital para ambos equipos. La importancia era total para los dos pero el duelo que no caía de ninguna cara al terminar como empezaba.

 
Para ello y como era esperado Paco Herrera repetía el once de las dos últimas jornadas. Sin devolver la titularidad a Rafa López, Alberto Guitián y Alex Pérez formaban juntos y por cuarta ocasión en el eje de la defensa. El rombo con Ándre Leão, Alex López, Joan Jordán y Míchel Herrero seguía siendo la base de un equipo que, de nuevo, formaba con Jose Arnáiz, actual estrella y gran goleador del equipo, y Juan Villar en el frente más ofensivo.
Mientras los locales comienzan a narrar su propuesta y su alineación de memoria, los visitantes confirmaban todos los cambios esperados. Luis Milla, con la gran novedad del cambio de portero, formaba con un sistema ofensivo y contragolpeador del que Marcelo Silva, reciente exblanquivioleta, formaba en el centro de la zaga. El cruce de propuestas

El Pucela se gusta

Quitados los miedos tras las tres últimas victorias y con el nerviosismo de un Real Zaragoza que sabía que su entrenador se jugaba el puesto, el Real Valladolid dominaba el partido en su inicio. No dudaba con el balón y se mostraba muy fuerte en la presión. Un equipo que quería y otro que no podía se veían las caras en un Estadio José Zorrilla con los 8.000 espectadores "de siempre". Las líneas replegadas y retrasadas del equipo maño favorecían a un Pucela que se gustaba con balón y que se sentía cómodo en su rol de propuesta. Generaba peligro, ocasiones y arrinconaba al Real Zaragoza en el inicio de la primera parte.
El equipo visitante pagaba el nuevo sistema y el Real Valladolid, más ordenado, sabía cómo atacarlo. Los maños no sabían qué hacer ni cómo y los locales se aprovechaban con un inicio muy superior que, con el avance de los minutos, se equilibraba en favor de un Real Zaragoza que superaba el inicio, con grandes ocasiones pucelanas, y que afrontaba ilusionado el último tercio de la primer parte.
Consciente de lo que querían uno y otos, el partido llegaba al descanso con un Real Valladolid mejor en notas globales pero con un Real Zaragoza que no se intimidaba y que disfrutaba de la mejor ocasión del tramo final. Ángel Rodríguez, delantero maño, se zafaba de la presencia de Isaac Becerra y cuando todo el estadio veía el tanto visitante, Alex Pérez se adelantaba y alejaba el miedo. El miedo se apoderaba de la parroquia pucelana ante un susto para cerrar una primera parte en la que los locales fueron mejores pero que terminaba con un Real Zaragoza motivado para el segundo acto.

Otro Zaragoza

Con el inicio de la segunda parte Luis Milla movía su banquillo y el Real Valladolid se perdía ante las variantes aragonesas. Ya no era tan determinante su juego. La entrada de sus dos jugadores más determinantes del equipo visitante, como son Cani y Lanzarote, se unía a la lesión de André Leão. Así, los visitantes ganaban en dinamita y generaban miedo mientras los locales perdían fuerza con el balón y el dominio que poseían sobre el partido.

El balón tenía una división en su manejo y Paco Herrera quiso ir a por el partido. Se adoptaba a lo que éste exigía. Retiraba del terreno de juego a Míchel Herrero para dar entrada a Raúl de Tomás y a Juan Villar para acomodar a Ibán Salvador. La toma de riesgo de entrenador pacense se unió a la absurda expulsión de Jorge Casado. El lateral era expulsado por roja directa falta de 15 minutos y el Pucela volvía a tomar la iniciativa.

Impotencia

Con la inferioridad numérica el Pucela debía proponer. El Real Zaragoza le regalaba el balón y ambos equipos se repartían la impotencia. Cada uno en su estilo pero ambos vivían condicionados por detalles que no les dejaban mostrar su mejor cara. Así, y como querían los visitantes desde la expulsión de Casado, el partido terminaba en un empate no contenta a nadie y que llevan a cuestionarse por qué Ratón, portero maño, ha sido suplente hasta la fecha. El espigado cancerbero salvaba su equipo de una derrota mecida por las ocasiones pucelanas.
La igualada, poco premio para los visitantes, sirve para seguir sumando e ir cerrando, poco a poco, las muchas heridas abiertas en el mes de septiembre. El equipo sigue evolucionando y en esta undécima jornada lo hace desde el buen juego, la creación de ocasiones y el dominio del balón. El resultado no acompañaba ante el Real Zaragoza pero el equipo, honestamente, sale reforzado para el próximo duelo ante el Córdoba Club de Fútbol. 


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