Paco Herrera sí tiene toda la confianza

En el Real Valladolid, hasta la fecha, nadie se ha planteado la destitución de Paco Herrera. Nadie. La seguridad sobre el entrenador pacense es total y el club espera una reacción ante una total confianza sobre. Pese a que su racha no se producía en el Estadio José Zorrilla desde hace más de 12 años, es momento para recordar cómo y por qué fueron reemplazados en sus puestos los últimos entrenadores pucelanos. De listado de los 10 últimos preparadores destituidos durante la temporada, ninguno firma la racha actual pero sí situaciones que parecían insostenibles.

 

Mendilibar, el único estable

Comenzado por el más cercano, Miguel Ángel Portugal, la salida del burgalés era una necesidad de equipo. Su Pucela hacía aguas y carecía de la fuerza para salir de la situación en la que había entrado. Con tres derrotas consecutivas y a más puntos del play-off que del ascenso, el ex del Real Madrid Catsilla salía de Valladolid sin mejorar los números de un Gaizka Garitano que no comenzaba bien la temporada pero que a estas alturas poseía más puntos que el actual Pucela. El tiempo dio la razón al de Derio y a esa necesidad de trabajar que tenía el actual entrenador del Deportivo de la Coruña.
Hasta el año pasado, con dos cambios de entrenador durante el curso, la última salida antes de tiempo se produjo en 2010, con la marcha de Antonio Gómez. El madrileño, con dos derrotas consecutivas, tres puntos de 12, a seis puntos del ascenso directo pero en zona de play-off, fue relevado de sus funciones en la salida más sorprendente de las últimas 10. La inestabilidad del banquillo de Zorrilla ha sido muy alta en los últimos años. El único capaz de dar un poco de continuidad a su proyecto fue José Luis Mendilibar. Cuatro años de pucelano que terminaron después de una mala racha. Tres victorias en 20 partidos, siete puntos de 21 posibles y empatado con el descenso llevaron a la salida del último gran líder blanquivioleta.
Su salida fue un error. La llegada de Onésimo Sánchez no mejoró al equipo. Al revés. El vallisoletano, con sólo una victoria en 10 partidos provocó la ruptura en la clasificación. Tras su paso, el Pucela estaba a siete puntos de la salvación y con más de un pie en Segunda división.

Hasta Rafa Benítez

Con el cambio de banquillo en febrero de 2010, el Pucela regresaba de la categoría en la que había conocido a entrenadores como Sergio Kresic y Marcos Alonso ya que era aquélla a la que le había relegado Fernando Vázquez. Los tres fueron destituidos durante la temporada. El actual entrenador del Real Club Deportivo Mallorca fue despedido tras dejar al equipo al borde del descenso a falta de cuatro jornadas. Tras seis partidos sin ganar y con cinco de los últimos 21 puntos, Vázquez dijo adiós a Valladolid, tierra que peregrinaría durante tres años por Segunda.
En ella, tanto Marcos Alonso como Sergio Kresic vieron como diferentes rachas terminaron con su paso por Pucela. El croata, primero, fue destituido tras tres derrotas seguidas, 10 partidos sin ganar y después de dejar al equipo a diez puntos del ascenso. A un punto menos lo dejaría Marcos Alonso un año después. Después de un punto de 12 y sólo una victoria en 10 partidos, la etapa del madrileño finalizaba.
Lo hacía con anterioridad a lo esperado, igual que le ocurrió a Francisco Ferraro. El entrenador argentino, que firmó una buena etapa, se despidió de Valladolid y de Europa tras sumar cuatro derrotas seguidas y dejar al equipo a cinco puntos del descenso. Una mala racha que terminó con él y que nada tenía que ver con la que, varios años antes, firmaba Rafa Benítez. El madrileño, que firmó 14 partidos sin ganar, era último y estaba a nueve puntos de la salvación fue destituido para el regreso de Vicente Cantatore.
El poder para devorar que tiene el Real Valladolid es altísimo. La presión a la que están sometidos los entrenadores es muy grande. Nadie ha vivido una temporada tranquila. Siempre han existido dudas pero, actualmente, con Paco Herrera, éstas sólo existen, y mínimamente, en el entorno. Los despachos pucelanos confían plenamente en un entrenador con mucho trabajo y dedicación pero con malos resultados. Tiene toda la confianza posible.