Pidiendo la hora en Anduva, sí en Anduva...

El Betis empató en Miranda de Ebro en uno de los peores partidos de la temporada. Feo, horrible, desastroso encuentro del cuadro verdiblanco. Firmó la tablas y gracias, porque si algún equipo mereció ganar fue el Mirandés, que terminó acorralando en su área al equipo heliopolitano. El Betis aspiraba a cazar el liderato de la Liga Adelante y no sólo no lo consiguió, sino que se mostró incapaz y mereció perder. 
La primera parte del Betis en Anduva fue espesa y pestosa. El césped no estaba para tirar cohetes, cierto, pero ni mucho menos se encontraba impracticable. Algo alto y complicado para controlar con seguridad el esférico, pero pocas pegas más que ponerle. Cero excusas en ese sentido. El problema del Betis no estaba en el suelo, sino más arriba. Un día más, el Betis se mostraba incapaz de generar juego alguno desde el centro del campo. La zona de creación directamente no existe.
Mel volvió a apostar por un doble pivote defensivo. Si ante el Girona jugaron N'Diaye y Lolo Reyes, en Miranda de Ebro fue Xavi Torres quien acompañó al senegalés. Esta pareja es como un matrimonio mal avenido. No funciona, chocan, se estorban y ni siquiera se entienden bien a la hora de ayudarse con las coberturas. Es más, la buena actitud es lo único que consigue paliar los demás defectos.
Lo mejor del Betis en la primera mitad llegó de botas de Portillo, especialmente, y Rennella, en un segundo escalón. El italiano anduvo más intermitente que el malagueño, que casi cada balón que tocó lo hizo con criterio. El Betis llegó a los aledaños de la portería de Razak, pero no terminó de generar ninguna ocasión clara en todo el primer periodo, sobre todo por un desconocido Rubén Castro. El canario está pidiendo a gritos un banquillazo. Lo intenta y le pone todas las ganas del mundo, pero deambula por el campo como un fantasma. Llega tarde en cada jugada y no acierta con el último pase. Es como si tuviera la cabeza en otro sitio, algo que hasta sería lógico. Tampoco anda bien Dani Ceballos. El utrerano es otro al que no le vendría mal pasar algún fin de semana por el banquillo. En toda la primera mitad, la ocasión más clara del Betis fue un disparo desde fuera de área de Portillo que atajó con seguridad Razak. 
El Mirandés no hizo nada del otro jueves. Igor Martínez fue lo más peligroso del conjunto burgalés. No creo muchas ocasiones, pero sí tuvo una jugada que pudo marcar el futuro del encuentro. Cejudo peinó de cabeza contra su portería una falta sacada por el equipo local y el palo evitó el gol. El rechace fue capturado por Aitor que mandó su remate al lateral de la red. Fue la ocasión más clara del primer acto. La suerte se alió en esta ocasión con los verdiblancos.
El Betis, sin sufrir, no estuvo contundente en defensa. Sufrió por los laterales, donde Varela volvió a estar flojo. La derecha no estuvo mucho mejor. Una lesión de Molinero obligó a Cejudo a ocupar una demarcación que no es habitual en él y lo pasó mal. Tampoco ayudaron demasiado N'Diaye y Xavi Torres, especialmente éste último. Fue, de hecho, la última línea de la zaga, Bruno y Jordi Figueras, los que mantuvieron a raya al Mirandés. 
La segunda mitad marchó por los mismos derroteros. La primera ocasión fue para el conjunto local. Un pase de la muerte tras una muy buena jugada por la izquierda que salvó rápido y hábil, Varela, probablemente en su mejor acción del encuentro. Apenas cinco minutos después Rubén Castro tuvo otra clara en el área castellana, pero de nuevo se durmió y le quitó la pelota Álex Ortiz. Otro error de Cejudo en el lateral derecho, muy superado todo el partido, propició una ocasión clarísima del Mirandés. Jugada por banda izquierda y el jugador del Mirandés estuvo a punto de meterse hasta dentro con la pelota. Todo el peligro llegaba por la banda izquierda.
A la hora de partido seguía el dominio del Mirandés y si no se adelantó en el marcador fue por un pie prodigioso que metió el discutido Jordi Figueras para evitar el remate claro de Emilio Sánchez cuando Adán ya estaba superado. Mel buscó soluciones dando entrada al joven creativo Fabián en lugar de un desaparecido Dani Ceballos. El futbolista del filial le cambió un poco el aire al equipo. Casi todo lo que hizo fue positivo y llegó algo el Betis cada vez que el balón pasaba por su botas. Ahí llegó una buena ocasión de Xavi Torres. Buena combinación que acabó con disparo del centrocampista desde la media luna que acabó mansamente en las manos de Razak.
El Mirandés siguió creando peligro por la izquierda. La banda de Cejudo fue un coladero todo el partido y tanto Bruno como Jordi Figueras se tuvieron que multiplicar. Mel introdujo a Álex Alegría en lugar de Portillo y desplazó a Rubén Castro a la banda. Buscó el gol por acumulación. Pero realmente el peligro seguía llegando por el otro lado. El Mirandés, de hecho, llegó a encerrar durante muchos minutos al Betis en su área.
A falta de cuatro minutos una nueva llegada del Mirandés por la banda de Cejudo obligó a hacer una gran parada a Adán para evitar el pase de la muerte. Mucho sufrimiento en Anduva. El Betis acabó pidiendo la hora y con un jugador menos por la expulsión de Bruno por doble amarilla. De hecho, a punto estuvo de llegar el gol por mediación de Urko Vera, que remató solo en el área pequeña un saque de equina.