¡La que han liado los niños!

Gigantesco, brutal, enorme. Se acaban los calificativos para definir el partido del Málaga en el Camp Nou. Los niños de Javi Gracia, ni 22 años de media el equipo del centro del campo en adelante, se la liaron al Barcelona y pusieron la Liga BBVA patas arriba. El gol de Juanmi decidió un encuentro en el que el Málaga ofreció una lección de principio a fin. Los chicos de Gracia enseñaron al mundo cómo se le debe jugar al Barcelona de Messi e infinitos recursos. Si en el encuentro de la primera parte el Málaga arrancó un puntazo, se vino del Camp Nou con una victoria que pasará al recuerdo. Por los tres puntos y por la imagen, el Málaga firmó una tarde de época. Y sin Amrabat ni Camacho, los dos jugadores franquicia. Qué locura de Málaga.
Hay que decir que el planteamiento de Javi Gracia en el Camp Nou fue absolutamente señorial, propia de técnico grande. La primera parte del Málaga resultó ser una lección de fútbol. Los blanquiazules integraron un ejército guiados por la solidaridad y se plantaron en el majestuoso feudo azulgrana con claridad de ideas e intención venenosa. Porque no dejar resquicios a Messi y compañía no significa negarse a mirar la meta contraria. Al contrario. Si así hubiera sido, Juanmi no se habría encontrado pululando los dominios de Alves y Bravo para aprovechar el grosero error del brasileño y abrir la lata. El 0-1 no fue casualidad. Era el fruto de un plan establecido y buen ejecutado.
El gol aceleró el libreto diseñado concienzudamente por Gracia: esperar juntos, no dar aire al ataque del Barcelona y salir a la contra como caníbales. Demasiados equipos se plantan en Barcelona con la idea de "Sálvase quien pueda". El Málaga de Gracia no. Porque, quizá inesperadamente, tras el gol sufrió más el Barcelona que el Málaga. Los azulgranas tocaban y tocaban y encontraron en el balón bombeado de Messi al corazón del área su principal recurso. Pocas oportunidades generó el fútbol azulgrana, la más clara un cabezazo de Iniesta, ante el trabajo marcial de Rosales, Angeleri, Weligton y Miguel Torres (impecable el madrileño).
Por contra, los niños de Gracia encontraron en el Camp Nou un parque de atracciones. Con metros por delante y espacios para correr, Juanmi, Castillejo, Samu y Horta fueron parvulitos en el recreo. El luso protagonizó dos ocasiones prácticamente consecutivas. En la primera careció de precisión en la zurda para embocar un taconazo de súper lujo de Darder y en la segunda su intento de chilena apenas estorbó a Bravo.
El Málaga no se apagó y siguió ilusionando con contragolpes que no terminó de materializar por falta de un último pase, fe o decisión. El Barcelona, mientras tanto, se estrellaba con el muro blanquiazul una y otra vez.
Tras el descanso, mismo plan. Ni la lesión de Juanmi alteró la idea de un Málaga de Gracia que compite con el cuchillo entre los dientes sea quien sea el adversario. Darder y Recio elevaron prestaciones e inteligencia para dar salida al fútbol malaguista. Horta, Juanpi y Darder lograron acabar jugadas, aunque ninguna inquietó en demasía a Bravo. Sí puso nervioso a un Barcelona que observaba cómo se escapaban los segundos sin remisión y sin hacer sudar a Kameni.
La última media hora no tuvo más historia que el Barcelona desesperándose contra la convicción de un Málaga que sufrió menos de lo que se podía pensar. Porque la única ocasión clara del conjunto de Luis Enrique hasta la conclusión fue un disparo de Pedro que se estrelló en el lateral de la red. El Málaga incluso tuvo la sentencia en unas botas de Recio que no llegó por un pelo al servicio de Duda. Como en la ida, Gracia planteó a Luis Enrique un partido con el reloj de arena bocabajo. Y ganó.