La enrevesada historia del fichaje de Scaloni por el Deportivo: de la huida de Rivaldo a uno de los traspasos "más complicados"

En diciembre de 1997, Augusto César Lendoiro presentaba a los hermanos Scaloni cuatro meses después de que la ficha de un chico llamado Lionel fuese inscrita en LaLiga Santander. El Deportivo, en descenso, anunciaba así la contratación de un joven prometedor que venía de ser campeón mundial con la selección Sub20 y después de un fichaje que acabaría siendo catalogado como "uno de los más complicados" en la historia herculina.

Todas las historias de amor tienen un comienzo complicado, y la de Lionel Scaloni con el Deportivo no iba a ser distinta. De hecho, guarda algunas anécdotas muy especiales que, 25 años después, le llevan a ser campeón del mundo con Argentina y ganarse el cariño de su otra casa, A Coruña. Aunque, eso sí, su arribo en Marineda no fue ni mucho menos sencillo.

Verano del 97... el del 'Rivaldazo'

Corría el verano del 97 y Argentina acababa de ganar la Copa del Mundo sub-20. Esa misma a la que honraría el propio Scaloni el pasado domingo en Lusail al vestir la camiseta con la que jugó aquel partido. En una selección donde destacaban Aimar y Riquelme, el Deportivo puso su visto en un joven y polivalente centrocampista de Estudiantes de la Plata. Al joven Lionel lo querían en muchas partes, pero Lendoiro contaba con el agente Lucho Málvez, ex del Pincha y encargado de mover el mercado sudamericano en la Plaza de Pontevedra.

A final de aquel mercado, la ficha de Lionel Scaloni entró junto a la de Bebeto, aunque ninguno de los dos acabaría jugando en septiembre. El brasileño no terminó de llegar a un acuerdo para regresar a una casa donde ya había hecho historia. El argentino había cambiado las condiciones de su traspaso y se tendría que retrasar hasta navidades. En aquella época, a diferencia de ahora, era posible inscribir a un jugador sin tener el acuerdo cerrado. Y aquel acuerdo todavía tenía varias curvas.

Lionel Scaloni y el acuerdo con Lendoiro para llegar al Deportivo

Lendoiro tenía cerrado a Scaloni en el verano de 1997 por una cifra cercana a 600.000 pesetas, pero las negociaciones tomarían un nuevo rumbo. El pase del centrocampista no era tan sencillo. Primero, porque Newell's Old Boys tenía un porcentaje del futbolista. Y, además, la familia del jugador tenía otros planes. En el pase de Lionel debía ir incluido su hermano, que acabaría llegando y siendo presentado el mismo día de invierno, aunque para jugar en el Fabril y con cuatro años más que el joven Scaloni. Los dos fueron presentados por Augusto César Lendoiro y compartirían un mismo sueldo, la condición por la que el presidente herculino accedió a firmar a Mauro y acceder al deseo de Don Ángel, el padre de ambos.

El precio de Scaloni acabó subiendo, pero el Deportivo lo firmó igualmente

La salida de Rivaldo a última hora había debilitado a un Deportivo que, meses después de codearse con los más grandes, estaba peleando por el descenso. Así que en invierno Augusto César Lendoiro invirtió unos 3.000 millones de pesetas de los 4.000 millones ingresados por el astro brasileño en un Rivaldazo histórico. De esos, una parte importante fue para Scaloni, cuyo traspaso pasó de los 600 millones a acabar duplicando su precio ante el interés de otros clubes. En especial del Calcio italiano. Aquellas navidades acabarían llegando también 'El Loco' Abreu y Manteca Martínez y Hadji. Un golpeo de efecto para abandonar los puestos de peligro.

Para evitar otro Rivaldazo, Lendoiro le puso una cláusula de 15.000 millones de pesetas a Scaloni. Casi el triple que la del brasileño.

El complicado debut de Scaloni

Y, por fin, llegó el debut de Lionel Scaloni. El argentino se estrenaría como titular en Riazor frente a un Sporting de Gijón que todavía no había ganado ningún partido. Había muchas esperanzas en aquel chico campeón del Mundo. Pero, en realidad, duró en el campo solo dos imnutos en el campo. Una tempranera expulsión de Songo'o provocó que el argetino fuese el sustituido para introducir al portero suplente, Peter Rufai.

“Un jugador que no se enfada por algo así es que no tiene huevos”, dijo Lionel Scaloni tras el partido, segú cita DiSíNoticias sobre aquel día.