El Celta ofrece buenas sensaciones en el último duelo sin Aspas

Analizar el partido del Celta sin hacer lo mismo con las decisiones arbitrales de Martínez Munuera no sería justo para un buen equipo que sí mostró que con Escribá puede haber final feliz. Hablar de robo no sería justo, pero el primer gol del Madrid llega en un fuera de juego que descarta el VAR sin tirar la línea como sucede en la Liga de Campeones dejando muchas dudas.

La sentencia, ya en el minuto 77 es obra de Bale, un jugador que nunca debería seguir sobre el césped tras su brutal codazo sobre Kevin donde se le perdonó la roja y su posterior entrada sobre Boufal, donde volvió a tener la fortuna de ser indultado por el colegiado. Un buen Celta, ordenado pero nublado en ataque deja, al menos, buenas sensaciones de cara a las finales ante Villarreal y Huesca, donde por fin estará Iago Aspas.

Hay encuentros donde los jugadores saben que tienen que tirar todos sus recursos, incluso de la épica, y el Bernabéu siempre fue uno de los escenarios donde una victoria será recordada durante años. Más si nada más comenzar el partido ya pierdes a uno de tus hombres por lesión y te obliga a recomponer una zaga ante la ausencia de su recambio natural. Así le sucedió a Juncà y a un Celta que soñaba con protagonizar una proeza en el coliseo merengue que le permitiese salir de los puestos de descenso.

Primer contratiempo

La lesión de Juncà obligó a Escribá, que hasta ese momento vivía un plácido partido, a recomponer a toda su zaga. Costas era ahora el lateral diestro dejando el zurdo para Kevin. Sólo Araujo permanecía en su puesto acompañando al recién entrado Hoedt.

El Madrid llevaba ahora el peso del encuentro obligando a Rubén a lucirse ya en el minuto 7, pero era el Celta, con dos acciones de Maxi quien rozaba el primer tanto de la tarde. El uruguayo observó, atónito, como Keylor de sacaba un potente cabezazo casi en la línea de gol en el 15'.

Igualdad de fuerzas

Con un aplomo casi olvidado el Celta igualaba fuerzas y se convirtió el en claro dominador del encuentro gozando de largas posesiones que encontraron la réplica en un disparo de Bale que, por fortuna rechazó el larguero.  Los de Esbribá no se amilanaron y por medio de Maxi Gómez y Boufal volvieron a gozar de una buena oportunidad que despejó Varane a los 31 minutos.

El duelo iba adquiriendo temperatura y ahora eran Ramos y Marcelo los que probaban a Rubén obligando al mosense a lucirse. Apretaron los de Zidane en el tramo final cercando al Celta en su área cuando el árbitro tuvo parar el juego por un codazo de Bale sobre Kevin ya en el 44', el galés vio una amarilla, que bien pudo ser roja, antes de que Martínez Munuera señalase el camino de vestuarios.

Martínez Munuera, cal y arena

La reanudación llegó con dos decisiones arbitrales polémicas, la primera el perdón a Bale, que ya pudo irse a los vestuarios por su codazo anterior a Kevin. En esta ocasión llegó muy tarde  en una entrada sobre Boufal. La segunda fue anular el gol de Modric por fuera de juego de Varane tras consultar el VAR.

Munuera Martínez tuvo que ir hasta la pantalla de televisión para asegurarse que el central francés impedía la visión a Rubén Blanco en el disparo del croata. El Celta y Escribá respiraban pasando ya el minuto 60.

Mientras tanto, era Boufal el único estilete celeste sobre el campo. Todos los ataques vigueses llegaban de sus botas obligando a Keylor a lucirse con un ajustado remate al segundo palo.

Isco adelanta a los locales

El partido volvía a subir su temperatura y ahí el Madrid de mostró letal con una acertada jugada de Asensio que Isco sólo tuvo que empujar tras centro de Benzema. En el debe celeste la facilidad con la que el joven mediapunta pudo conducir el esférico sin haber sido objeto de una falta.

Rubén mantenía vivos a los suyos con otra buena intervención con el pie en el 68'. Escribá reaccionaba dando entrada a Hjulsager por un bienintencionado pero desacertado Boufal. El Celta mostraba porque sin Aspas marcar un gol es casi una odisea, llegaba al área rival, pero a partir de ahí las mentes celestes se nublaban en cada acción.

Sentencia Bale, que no debería seguir sobre el campo

Con poco más de un cuarto de hora por delante el Celta realizaba su último cambio, Beltrán entraba para dar más oxígeno a la medular en lugar de un agotado Okay. Pero el cambio no tuvo mayor trascendencia ya que Bale, que no debería estar en el campo, marcaba el segundo con un ajustado remate desde el punto de penalti.

Con el 2-0 se terminó el partido, el Madrid buscó engordar la cuenta pero no sería justo después de los méritos adquiridos durante el encuentro. El Celta mostró una evolución positiva, mayor orden y una desquiciante falta de gol, la mejor noticias, además de las buenas sensaciones dejadas es que este es el último partido sin Iago Aspas.