Michael Phelps y su convivencia con el autismo: así influye el deporte en las personas con este trastorno

A Michael Phelps le diagnosticaron Trastorno del Espectro Autista (TEA) con 9 años y durante su trayectoria como nadador profesional lo hizo público. Siempre ha abogado por la concienciación y la aceptación del autismo, de hecho, en su autobiografía No Limits: The Will to Succeed cuenta su experiencia matizando que gracias a este diagnóstico pudo participar en programas de natación terapéuticos.

La edad con la que se lo diagnosticaron al nadador está dentro de la franja en la que se suele detectar a nivel mundial, entre los 3 y los 10 años, aunque desde el Ministerio de Derechos Sociales aseguran que se podría detectar a los 18 meses de vida si se realizaran los cribados de detección correspondientes.

El autismo es una cuestión cada vez más presente en la sociedad, tanto por la visibilidad que se le lleva dando en los últimos años, especialmente en el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo que se celebra el 2 de abril, como porque el número de diagnosticados está aumentando.

De hecho, según los últimos datos disponibles, el número de niños, niñas y adolescentes con TEA matriculados en el sistema educativo no universitario en España prácticamente se ha cuadruplicado en la última década.

El papel del deporte

El deporte es un básico de la formación durante la infancia y la juventud, motivo por el que la educación física es una asignatura obligatoria. En el caso concreto de los niños con autismo, esto no cambia, de hecho, la liberación de tensión propia de la actividad física les ayuda a sentirse mejor y a mejorar la calidad de la vida familiar, detallan desde un diario especializado.

Aunque no existe un deporte más recomendado que otro, sí que es cierto que los deportes de equipo, debido a su intensidad y exigencia, pueden resultarles complicados, debido a que el autismo afecta a las habilidades sociales y motoras. Sin embargo, otro defienden que estos deportes pueden hacer trabajar esa falta de interacción social y trabajo en equipo.

La natación es el deporte número 1 entre los niños con autismo, un claro ejemplo es el de Michael Phelps, ya que pesar de sus dificultades motoras, suelen manejarse muy bien en el agua. Además, les ayuda a a aprender a formar parte de un grupo, pero sin el agobio de tener que interactuar o comunicarse con los demás como en deportes como el fútbol o el baloncesto.

El campo a través, la equitación, los bolos, el ciclismo, el senderismo, la pesca y las artes marciales son otros de los deportes que más suelen practicar los niños con TEA.

Sobre el trastorno del espectro autista

El autismo es un trastorno del neurodesarrollo, es decir, no es una enfermedad, y por lo tanto, no se cura. Se denomina espectro porque puede presentarse de formas muy diversas y en distintos grados de severidad.

Aunque aparentemente las personas con autismo no presentan diferencias con del resto de la población, se comportan, comunican, interactúan y aprenden de manera distinta, según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Evitan mantener el contacto visual, no responden cuando se les llama por su nombre, no comparten intereses con otras personas, repiten palabras o frases una y otra vez, tienen conductas hiperactivas, impulsivas o distraídas...son algunos de los rasgos más característicos de estas personas.