El Citroën C3 es uno de los urbanos más queridos de la marca. Pequeño, práctico y asequible. Pero hay conductores que buscan algo más. Más espacio, más maletero, más confort. Y ahí aparece su hermano mayor, el Citroën C4, pensado para dar un salto de nivel.
Este modelo no solo es más grande, también es más versátil. Se fabrica en la planta de Villaverde, en Madrid, lo que lo convierte en un producto con sello local. Rivaliza con compactos de renombre como el Seat León, el Kia Ceed o el Peugeot 308, y aun así logra destacar.
Su diseño es uno de los puntos fuertes. Tiene un aire de coupé con silueta de crossover, lo que lo hace único en el segmento. No pasa desapercibido y, además, mantiene la filosofía de Citroën: coches accesibles y pensados para la vida real.
Las medidas lo confirman como un coche familiar. Mide 4,36 metros de largo, con 1,80 metros de ancho y una batalla de 2,67 metros. El maletero arranca en 380 litros y puede ampliarse hasta 1.250 litros. Ideal para viajes largos, equipaje voluminoso o simplemente para el día a día con niños.
En cuanto al motor, la versión de acceso apuesta por un 1.2 gasolina turbo con tecnología híbrida ligera de 48 voltios. Rinde 100 CV y 205 Nm, con un cambio automático de doble embrague. No busca ser deportivo, pero sí equilibrado. Su aceleración de 0 a 100 km/h en 11,5 segundos y velocidad punta de 206 km/h son más que suficientes.
El consumo se mantiene bajo control. Apenas 5,5 litros a los 100 km, con 107 g/km de CO₂. Además, recibe la etiqueta ECO de la DGT, lo que permite entrar en ciudades sin restricciones. Un argumento cada vez más importante.
Y todo esto sin olvidar el precio. El catálogo lo sitúa en 28.050 euros, aunque en la web de Citroën se anuncia por 23.550 euros. Con un equipamiento completo, con pantalla táctil de 10 pulgadas, suspensión Advanced Comfort o climatizador bizona, el C4 demuestra que es el compañero perfecto para quienes ven al C3 demasiado justo.