El cambio de Simeone en el derbi con una apuesta fallida y una racha que aumenta
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Simeone cambió de esquema y se 'cargó' a Riquelme
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El Cholo lleva 10 derbis sin ganar en el Santiago Bernabéu
No empezó bien el Atlético de Madrid en el derbi. Simeone gesticuló tenso, nervioso, a veces se desesperó, a veces pidió calma, se movió de un lado hacia otro como si aún fuera un futbolista cuyo terreno de juego se reduce al área técnica, en una puesta en escena fallida, que rescató al final Marcos Llorente y que dejó a su equipo con su 10º derbi seguido sin ganar en terreno del 'eterno' rival. No gana allí desde el 27 de febrero de 2016.
Desde el 8 de abril de 2017, con un 1-1, hasta este 4 de febrero de 2024, con otro 1-1. Ha perdido en cinco de esas últimas diez visitas. Empató en otras cinco. En cinco no marcó ningún gol. Su peor racha sin ganar en terreno madridista es de 14 choques, entre 1973 y 1983. De 2003 a 2013 atravesó 12. De 1957 hasta 1964, otros 11.
No se reconoció a sí mismo el Atlético sobre todo en el primer tiempo (quizá más allá), sobrepasado, desubicado, desconocido, con el gol en contra que puso en evidencia el despeje de Koke Resurrección, quizá ante su último derbi, el número 40, si no renueva su contrato que expira el próximo 30 de junio de 2024, pero que fue el desenlace más previsible, por más que cada rebote le favoreció al Real Madrid, remachado finalmente por Brahim Díaz ante Jan Oblak.
La apuesta de Simeone por Rodrigo Riquelme fue fallida. En el escenario del Santiago Bernabéu, en la dimensión y la dificultad de un partido así, 'Roro', puro desborde, sufrió por el carril izquierdo. Recolocado después como interior derecho, ante tal zozobra de todo el equipo, no sólo de él, al descanso se quedó en la caseta, como el miércoles ante el Rayo.
Simeone cambió el 5-3-2 por el 4-4-2
Mediado el primer tiempo, el entrenador argentino renunció al 5-3-2 de siempre en los últimos tiempos para alinearse con cuatro atrás para recomponer, primero, y rearmar, después a su equipo, con el balón y sin él. El paso hasta el intermedio de Riquelme a la derecha fue lo más sustancial en el movimiento. El Atlético mejoró algo. Difícil no hacerlo.
Cierto que, antes del 1-0, Andriy Lunin repelió un tiro de Álvaro Morata. También, ya con 1-0 en contra, Axel Witsel probó de nuevo los reflejos del portero ucraniano, un cabezazo de Stefan Savic se paseó amenazante del primer al segundo palo en el saque de esquina posterior y otro testarazo de Saúl Ñíguez apuntó al 1-1. Tan cierto como que fue superado cuando la posesión recorrió su medio campo o cuando el balón se acercó a su territorio.
La esperanza del gol en el minuto 48 de Stefan Savic, rematador de un córner endiablado de Antoine Griezmann, se desvaneció en cuanto el árbitro, Sánchez Martínez, consultó con su asistente en la banda. Celebrado ya el 1-1 por el Atlético, le informó del fuera de juego con el que Saúl Ñíguez invalidó la acción, casi al borde de la línea de gol, como estorbo de Lunin.
Simeone dio entrada a Samuel Lino, Memphis Depay y Pablo Barrios. Después, hizo la apuesta final por Ángel Correa, en sustitución de Koke. El argentino centró, Griezmann remató de tacón, Lunin detuvo la oportunidad. Parecía el fin de LaLiga. Hasta que, de repente, apareció Marcos Llorente.