Con Jose no basta

Las últimas dos semanas han sido muy largas en el Real Valladolid. La histórica goleada recibida (6-2) ante el Sevilla Atlético marcaba la dinámica de un Pucela que, pese a la victoria (2-1) ante el Elche CF, vivía la visita del Club Deportivo Numancia como una auténtica final. La filosofía del "partido a partido" se ha instaurado en el Nuevo Estadio José Zorrilla en las últimas semanas y ante los de Jagoba Arrasate no había otra opción. Los pucelanos debían ganar. No tenían que convencer ni gustar. Debían conseguir los tres puntos. Matemáticamente el play off aún es posible pero sin horizontes amplios. El día a día marcará el camino hasta el final de temporada.

 
Para esta nueva andadura, aquélla que marcaba la jornada 36 del campeonato liguero, Paco Herrera apostaba por el once titular que se esperaba. Con la entrada de Igor Lichnovsky en el once titular, al que regresaba cuatro meses y 17 jornadas después, adelantaba la posición de Alberto Guitián. Con el '20' como centrocampista, la zona ofensiva no sufría novedades. Como aseguraba Paco Herrera en la previa, Cristian Espinoza y Jose Arnáiz serían los extremos mientras que Raúl De Tomás sería el '9'. Tras el '47', la sala de máquinas y del último pase sería para Míchel Herrero y Joan Jordán.
Un once muy similar al del último duelo que buscaba dar con la estabilidad no encontrada durante toda la temporada. En la búsqueda de la segunda victoria consecutiva, Paco Herrera no variaba en exceso el once y no tocaba el esquema. La propuesta era la misma, el resultado, diferente. El empate (1-1) ante los sorianos parece insuficiente para colmar las exigencias pucelanas. Tras el ridículo del Sánchez Pizjuán, la victoria ante el Elche CF dejaba unas esperanzas que no se cumplían ante el Club Deportivo Numancia.

Alternativas

A estas alturas de la temporada y tras la irregularidad del Real Valladolid durante 35 jornadas, el equipo blanquivioleta necesita tener el control del partido. Los de Paco Herrera deben encontrar estabilidad, equilibrio y dominio dentro del juego. Los partidos locos y de alternativas no favorecen a los pucelanos. Pese a ello, la primera parte de la visita soriana dejaba un partido de variantes y muchas alternativas. El bagaje ofensivo del Real Valladolid era muy alto. Raúl de Tomás, Jose Arnáiz y Alex Pérez, en dos ocasiones, tuvieron grandes opciones de gol. Cristian Espinoza tenía espacios y el Real Valladolid lo agradecía para generar ocasiones de peligro.
De igual forma que los de Paco Herrera llegaban al área de Aitor Fernández, los sorianos lo hacían sobre la de Isaac Becerra. Pese a que ni uno ni otro tenían que hacer grandes apariciones, el peligro rondaba las dos porterías. Las variantes estaban sobre el campo pero ni uno ni otro las conseguía aprovechar. Las dificultades numantinas para crear gol quedaban patentes durante el partido y no podían con los problemas pucelanos para dejar la puerta a cero.
Si bien es cierto que la sensación de peligro era compartida por unos y por otros, las ocasiones claras eran las locales. La falta de claridad en el último pase privaba a los pucelanos de haberse adelantado en el marcador antes de un descanso que sin ser injusto, sí que mostraba un Real Valladolid superior pero un equipo con necesidades de mejorar. La evolución partía de un camino marcado. La esperanza estaba viva, no como en Sevilla.

Susto inicial

Si hay una descripción para los primeros 45 minutos del Club Deportivo Numancia es de "mucho ruido y pocas nueces". Los pucelanos veían un rival con movimientos, intentos y acercamientos pero sin finalización. Todo cambiaba en los primeros instantes de la segunda parte. Eneko Capilla, al poco de la reanudación, se topaba con la madera. Un disparo lejano pero brillantemente ejecutado llevaba el susto al Real Valladolid y variaba la dinámica del partido. El susto acogotaba a los pucelanos y dejaba los mejores minutos del rival. Esa sensación de peligro se transformaba en ocasiones sorianas y provocaba que el miedo se instalara en el Nuevo Estadio José Zorrilla.

El Real Valladolid dudaba y el partido pedía un cambio en los pucelanos y, por sorpresa, Paco Herrera lo ejecutaba en los primeros compases y dando entrada a Anuar Tuhami. El ceutí sustituía a Alberto Guitián y el Pucela quemaba su primera baza. Por la entrada del canterano o por la dinámica del partido, lo cierto es que el partido fue creciendo en favor de los pucelanos que se recuperaban del susto inicial. Llegados a la hora de partido, el Pucela ya estaba conectado y Paco Herrera quiso dar una vuelta de tuerca a su idea con la entrada de Juan Villar. 

Jose frena la crispación

Con la incorporación del onubense, que veía reducidos los pitos, el Pucela parecía tener controlado el partido pero, nuevamente, un error defensivo marcaba al equipo. Marc Mateu adelantaba a los sorianos y la crispación aumentaba. Juan Villar pagaba, nuevamente, los platos y veía incrementados los silbidos y los nervios de los pucelanos crecían. El Pucela sentía cómo perdía la "final" impuesta por el calendario y cómo se escapaba, casi definitivamente, el sueño del ascenso. La derrota cerraría todas las opciones de play off del equipo de Paco Herrera.
El Real Valladolid es un equipo sin identidad y con muy poca fuerza física y moral y así resulta difícil poder superar los muchos problemas que surgen durante un duelo. Por suerte está Jose Arnáiz para solucionar todos esos problemas. El canterano siempre parece estar disponible para solucionar las dificultades del Pucela. Su undécimo tanto liguero restablecía la igualada y dejaba esperanzas para la remontada final del Pucela. Se buscaba el espíritu que dio la victoria ante el Elche pero éste no se repitió y el Pucela cerraba el duelo ante el Club Deportivo Numancia en el área soriana, con ocasiones claras pero con un insuficiente empate que no hace cumplir los objetivos del Pucela. En la filosofía del "partido a partido" sólo valen las victorias. No los empates.