¿Qué pasó después de Karlsruher?

La derrota del Valencia CF en el Camp Nou por 7-0 ha vuelto a sacar a la palestra la peor pesadilla que muchos valencianistas mantenían almacenada en su memoria. Aquel fatídico partido en Karlsruhe supone un amargo recuerdo que los valencianistas no esperaban rememorar. Ni que decir tiene que no es agradable volver a sacar los trapos sucios de aquel episodio negro del valencianismo que se remonta a noviembre de 1993. Un referente que debía haber perdurado el recuerdo para que no se repitiese, sin embargo, lamentablemente, no ha sido así y tras lo ocurrido el miércoles, conviene recordar las consecuencias que tuvo para el equipo aquella goleada en Alemania. 

Corría el mes de noviembre de 1993 cuando el Valencia CF viajó hasta Alemania para enfrentarse en el partido de vuelta de la segunda ronda de la Copa del la UEFA al Karlsruhe, rival al que los valencianistas ya habían batido en la ida por 3-1. El Valencia CF llegó como líder de Primera División tras las nueve jornadas que se habían disputado hasta el momento, por lo que pocos podían imaginar lo que estaba por llegar en el Wildparkstadion de Karlsruhe.
Tras el desastre de Karlsruhe, el Valencia CF cayó de la primera posición en la tabla a la decimocuarta
Tras la debacle que supuso la eliminación de la Copa de la UEFA y una terrible muesca en la historia valencianista, el equipo fiable dirigido por Guus Hiddink se descompuso de tal manera que el Valencia CF a punto estuvo de pagar muy caro aquel partido en Alemania. Además de la afrenta al escudo y al sentimiento, después de Karlsruhe, los chés cayeron hasta la decimocuarta posición en la tabla clasificatoria al encadenar 10 partidos sin ganar en la competición liguera. Además en aquella racha negativa, el conjunto valencianista se despidió de la Copa del Rey al caer eliminado a manos del Tenerife. 
La debacle de Karlsruhe, fue la sentencia de Guus Hiddink al frente del banquillo valencianista, aunque este volvería meses más tarde, repescado por Paco Roig que se estrenaba como presidente del Valencia CF. Ni Paco Real ni Héctor Núñez fueron el antídoto que necesitaba el vestuario ché para reaccionar. 
Afortunadamente para el valencianismo, en aquella temporada de infausto recuerdo para la afición, el equipo estuvo a tiempo de reaccionar en la recta final de la campaña en la que terminó como séptimo clasificado. 
Así pues, el bloqueo que sufrió el equipo durante meses después de aquel partido de Karlsruhe es una muestra clara de los estragos que puede provocar en el seno de un vestuario mentalmente frágil una goleada como la del 93 y como la de este miércoles en Barcelona. Con el precedente sobre la mesa, el actual Valencia CF no puede permitirse caer en un periodo de lamentación profunda, sino todo lo contrario, debe protagonizar una gran catársis que debe dar sus frutos este próximo domingo en Sevilla sino quiere que se la situación se complique más todavía. Una repetición de las consecuencias de Karlsruhe sería nefasta para los intereses valencianistas, por lo tanto, los jugadores del Valencia CF, con este precedente, ya saben cuál es el camino a seguir. La forma de pedir perdón a su afición está en su mano.