Miguel Ángel Silvestre y sus revelaciones: de la foto inédita a la historia de como fue su primer beso
Miguel Ángel Silvestre decidió, por el Día Internacional del Beso, subir a su cuenta de Instagram una foto desconocida de su infancia para contar la historia de que soñaba con ser tenista profesional, que está íntimamente relacionada con su primer beso. Un momento que, en plena cuarentena por el coronavirus, recuerda como "épico". Viendo su relato, no es para menos.
El actor de la mítica serie de Telecinco ‘Sin tetas no hay paraíso’ contó que tenía 13 años y que fue en Barcelona, en la residencia para tenistas a las que sus padres le habían apuntado. Pasada la media noche y saltándose las normas, Miguel Ángel Silvestre se dio su primer beso con una chica que también quería ser tenista profesional... no reveló el nombre de la niña, así que lo mejor ella sí que logró ese sueño de la infancia.
Miguel Ángel Silvestre: "Y de repente se abrió la puerta de la habitación de las chicas. Os juro que se me disparo el corazón. Ese día me di mi primer beso. Fue épico"
Así fue la revelación de Miguel Ángel Silvestre
13 años. Mi primer Beso. Mi sueño era ser jugador de tenis. Ese año, le pedí a mis padres que me dejaran vivir en una residencia de tenistas que había en Barcelona, la escuela de Sergi Bruguera. Tenía muy claro que quería ser jugador de tenis profesional. Terminé convenciéndoles, todavía hoy mi madre me dice que no sabe cómo me dejó marchar. Fueron unos años maravillosos.
La residencia constaba de una zona común donde todos veíamos la tele y dos grandes habitaciones una para los chicos y otra para las chicas. Por la noche a las 23:00 nos mandaban a cada uno a sus habitaciones, y estaba terminantemente prohibido salir a la zona común. Siempre había un vigilante, pero todos sabíamos que ese vigilante se iba a dormir a eso de las 00:00. A mí me gustaba mucho una chica, le pregunté si quería quedar conmigo en la zona común a las 00:30. Ella me contestó “May be”, a las 12:30 salí, no había nadie... Y de repente se abrió la puerta de la habitación de las chicas, esa puerta hacía mucho ruido, os juro que se me disparo el corazón, estaba convencido que el vigilante nos iba a pillar pero valía la pena tomar ese riesgo. Ese día me di mi primer beso. Fue épico.
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