La pócima de Nervión, un sueño con continuidad

La pócima de Nervión es la de aquellos que nunca se rinden, la de los mismos que bajaron hasta los infiernos para acabar saboreando el dulzor del cielo y la plata, la de los que buscaron hace más de una década la gloria y encontraron una mina de títulos, la misma que hoy ha conseguido engordar los registros de un Sevilla que ya es un grande de Europa.

En la cita frente al Bayern de Múnich, el gol norte que habita Biris Norte desplegó un imponente tifo donde apelaban a la pócima de Nervión, un mejunje mágico que ha acabado otorgando a la entidad el mayor de los éxitos. Una pancarta gigante que conlleva una bonita historia a sus espaldas, la de aquello con lo que soñaban hace 15 años que hoy tiene cotas más altas.
Cabe remontarse hasta el derbi de 2001 para vislumbrar la primera vez que los animados Astérix y Obélix aparecieron por primera vez en un tifo sevillista. Un ambiente previo idílico en el que Panoramix, mago de la famosa saga, cocinaba la pócima perfecta para el triunfo. Pese a ello, el partido se quedó sin goles y los de Caparrós acabaron firmando un empate a cero perdiendo dos puntos que le hubieran valido para clasificarse a Europa a finales de temporada, pues se quedó a un único punto del Alavés.
Una imagen que apenas tardó cuatro temporadas en tener continuidad y siendo el aperitivo de la etapa más gloriosa de la entidad. La UEFA centraba sus ojos en la capital hispalense un jueves de feria, donde la semifinal ante el Schalke la abriría un portentoso tifo en el que el famoso dúo galo se llevaba el título, como acabó pasando en Eindhoven previo paso por el histórico gol de Antonio Puerta que le guardó un hueco en la gloria. El resto es historia.
Y quien le iba a decir a ese viejo gol norte que en 2018 tendría su tercer y último capítulo, por ahora, donde el jugo mágico volvería a relucir frente a uno de los clubes más colosos del continente y avistado por medio mundo en sus pantallas. Una "pócima de Nervión" que jaleó a los suyos durante buena parte del partido pero que terminó reduciendo su efecto con el triunfo visitante final.
Un tifo con continuidad que refleja el principio del sueño y el nuevo que ahora comienza, donde el conjunto sevillista se ha convertido en una realidad en Europa, lejos de aquel ilusorio objetivo de hace más de una década, y que volvió a tener un capítulo en el libro de las hazañas que aún quedan por escribir en este Sevilla Fútbol Club.