El fin de los goles fantasma
La polémica generada por el gol -o el “no-gol”- de la semana pasada en la competición copera ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad urgente de que, de una vez por todas, la tecnología arbitral entre de lleno en los estadios de fútbol, más allá de los intercomunicadores entre árbitros y las pizarras electrónicas para marcar los cambios. Pues parece que finalmente la FIFA va a mover de verdad ficha al respecto. Será en marzo, en la reunión anual de la IFAB, el órgano internacional, formado por el máximo organismo mundial del deporte balompédico y las cuatro asociaciones de fútbol del Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte), que es el que decide las reglas de este deporte.
Sobre la mesa estarán las distintas propuestas para acabar con los goles fantasma, que se resumen en una: el balón inteligente. Un esférico con un chip colocado en su interior que se encargaría de enviar una señal cuando el balón haya traspasado las líneas de la portería. Una tecnología aparentemente sencilla pero que tiene algunos inconvenientes. El primero, la fiabilidad.
¿Es posible conocer con precisión milimétrica si el balón está perfectamente situado en el interior de los tres palos? ¿Puede ocurrir que una parte del mismo, apenas unos centímetros, rocen la línea de meta? No olvidemos que, con las actuales retransmisiones televisivas, una cámara bien colocada podría detectar un ligerísimo roce entre el balón y la raya. ¿Imagináis lo que sucedería en una final de champions, por ejemplo, en el que la tecnología cante un gol que luego resulte que por muy poco no era? Incluso más: ¿y si el chip deja de funcionar? No olvidemos que habría que ponerlo en el interior de un esférico de material elástico que se somete continuamente a patadas, botes, cabezazos y puñetazos, algunos a velocidades muy altas. ¿Sería fiable al 100%?
Pero, imaginando que se encontrara un sistema fiable, existiría un problema aún mayor que resolver. Y es que la IFAB no distingue entre categorías. Las reglas que de ella emanan tienen que poder aplicarse a todas las competiciones de todos los estratos, desde los mundiales y eurocopas hasta las ligas de tercera de las planicies del Senegal, por lo que en ningún caso podría aprobar algo que supusiera un desembolso económico inasumible para los clubes modestos. ¿Será esta tecnología suficientemente barata para que cualquiera pueda utilizarla? Un balón de reglamento ya puede salir por unos 60 euros. Si se le añade un chip, más la infraestructura informática detrás de la portería, la cosa podría dispararse.
Por lo pronto la IFAB parece que tendrá sobre la mesa las propuestas de varias empresas y organismos a los que la FIFA encargó que investigaran distintas soluciones técnicas, todas sobre el mismo concepto del “balón inteligente”. De otro tipo de soluciones, ya probadas y requeteprobadas, eficientes, precisas y que funcionan a la perfección, como las repeticiones o el “ojo de halcón” que se emplea en el tenis, no quiere ni oír hablar. La razón oficial es que se tendrían que parar los encuentros para ver esas repeticiones, y eso mermaría el dinamismo del deporte rey. Aunque viendo algunos partidos, con las tanganas que se forman, con lo que se tarda en tirar una falta, un penalty o un simple corner, en sacar las tarjetas o en realizar los cambios, sinceramente, no me parecería nada mal.