Robonautas en el espacio
Se llama R2 y va a vivir en el espacio. Su nombre, que en realidad es una abreviatura de “Robonaut 2”, se parece sospechosamente al de un personaje mecánico de cierta película espacial. Su diseño, un humanoide con cabeza y brazos de aspecto cósmico y moderno, simpático y con aire retro -pero sin piernas, al menos por ahora- dice muy poco acerca de qué es o para qué se ha construido. No sabemos si es capaz de hablar o emitir sonidos pero sí que mantiene una cuenta en twitter http://twitter.com/AstroRobonaut
Y dentro de unos pocos días va a volar hasta su nueva casa, la ISS o estación espacial internacional, donde ayudará a sus compañeros humanos a realizar algunas de sus tareas repetitivas o peligrosas. Pero,¿qué es de verdad este R2?
En realidad Robonaut es un viejo proyecto de la NASA, que desde hacía años pretendía construir una máquina ágil, versátil y potente capaz de realizar operaciones y utilizar las mismas herramientas que los seres humanos pero con mayor velocidad y precisión. Un muñeco articulado capacitado para operar en el espacio abierto, en el suelo de otros planetas o en situaciones en las que una persona de carne y hueso pudiera correr peligro.
El resultado es un robot, si se puede llamar así, formado por un torso mecánico del que salen dos brazos articulados y una especie de casco de moto futurista. Pesa 150 Kg y es capaz de levantar hasta 9. Los brazos tienen una gran movilidad, más que la de un hombre o mujer, y terminan en dos manos de gran precisión con las que pueden agarrar y maniobrar herramientas. La cabeza lleva dos cámaras que le permiten ver objetos en la distancia y, como los ojos humanos, entender si están cerca o lejos. Se puede controlar a distancia por telepresencia, que es algo así como jugar a la wii o al kinect, con lo que será una gran ayuda para los tripulantes de la ISS, porque les va a facilitar muchas tareas complicadas e inseguras.
Pero lo que más me sorprende es lo mucho que se ha cuidado el diseño. El dotarle de un aspecto tan atractivo me hace sospechar algo, y eso de que tenga twitter lo hace aún más evidente. La NASA hace tiempo que necesita dinero. La crisis mundial les afecta, pero sobre todo el fin de la guerra fría, de la competición con la URSS, de la baja necesidad que hay de exploración espacial. Sus proyectos no son los de hace 30 o 40 años sino que han de ser cada vez más livianos y poco costosos. La investigación se desplaza cada vez más a la inteligencia militar y a centros de investigación privados. Por tanto, además de la segura utilidad práctica, el hecho de que sea atractivo les da una publicidad mayor. Les da capacidad de negociar con empresas -en este caso, la General Motors- con la que conseguir financiación extra. Y, además, acerca el espacio a los niños, a las familias, a la ensoñación de antaño, cuando millones de jovenzuelos de todo el mundo querían imitar a sus ídolos que pisaban la luna. Y, quién sabe, prepara el terreno para que, en el futuro, labores como limpiar la cocina o arreglar el coche las hagamos en casa a través de unos simpáticos humanoides de acero.
